Capitulo 12.-
<<Excursión al supermercado II >>
_____ carraspeó, para aclararse la garganta antes de hablar. Después miró al chico que la acompañaba, sosteniendo un bote de mostaza entre las manos mientras leía la etiqueta. Su ridículo traje de chaqueta llamaba tanto la atención dentro del supermercado de una modesta urbanización que todos los clientes se giraban para echarle una detallada ojeada.
—Harry, siento tener que decirte esto, pero deberás darte un poco de prisa con la compra —dijo, cruzándose de brazos a la defensiva—. Sé que te encantaría, pero no podemos acampar y pasar la noche aquí; cierran a las ocho.
—Perfecto. —Sonrió satisfecho—. Entonces aún nos quedan unas horas.
Ella se detuvo y soltó el carrito de la compra en mitad del largo pasillo de salsas.
—¿Te has vuelto loco? —gritó—. Bueno, ¡qué pregunta más estúpida por mi parte!
—Sí, la verdad es que sí —afirmó él, distraído—. ¡Pero cuántos conservantes tiene esto!
—¡Es que siempre has estado loco!
Harry se volvió y la miró con curiosidad.
—Nos conocemos desde hace veinticuatro horas, basurera, así que no entiendo qué quieres decir cuando dices «siempre».
—Esa es la peor parte: recordar que aún nos quedan veintinueve días por delante. Tendré que comprarme pastillas antiestrés o tapones para los oídos.
Harry se encogió de hombros. En realidad le daba igual. Por él como si terminaba metiéndose esas pastillas por vena. Bajo su punto de vista, aquella chica desarreglada cumplía todos los requisitos para terminar muriendo por sobredosis. No le extrañaría en absoluto encontrársela dentro de unos años en cualquier esquina, pidiendo limosna. Limosna que él no le daría, por supuesto.
—Mira, enfermo, tenemos que irnos —se quejó—. No pienso pasar mi primer día de vacaciones en un supermercado. Existen cosas más interesantes en la vida.
—¿Como qué? —Harry alzó una ceja, intrigado.
—Oh, ¿es que jamás haces nada divertido?
—Bueno, da igual, si así fuese tampoco sería asunto tuyo —farfulló con un delirante desinterés—. Y ahora, si no te importa, deja que termine de leer los componentes de la salsa roquefort.
_____ murmuró algo por lo bajo, irritada. Se despidió de Harry indicándole que le esperaría en las cajas y le dejó a solas en mitad del pasillo. Aguardó mientras observaba cómo una muchacha rubia cobraba la compra de los clientes sin demasiada amabilidad. Desesperada, terminó rezando y pidiendo que Harry llegara pronto. Si no lo hacía, pensaba marcharse sin miramientos; poco le importaba lo mucho que su madre la reñiría. En todo caso, lo único que la asustaba levemente era que la señora Graham la castigara sin salir con sus amigos, teniendo en cuenta que acababan de empezar las vacaciones.
Media hora después, el inglés apareció por el pasillo de la derecha, con el carro repleto de comida como si se acabase de declarar la tercera guerra mundial y tuviesen que recolectar suministros para medio continente americano. _____ le miró intrigada.
—¿Se puede saber cómo vamos a pagar todo eso? —preguntó, señalando las extrañas hamburguesas sin carne, algo que le pareció totalmente contradictorio.
—¿Es que tu madre no te ha dado dinero? —Harry se encogió de hombros.
—Sí, pero lo que me ha dado no llega para pagar todas estas pijerías —se quejó, consternada—. Vuelve a dejarlas en su sitio —añadió, al tiempo que reparaba en un desagradable trozo de queso sin sal que yacía al lado de un paquete de algas marinas ricas en vitaminas.
Harry la miró hosco, sin ninguna intención de devolver nada a su lugar.
—Pues ve al banco a sacar dinero —le ordenó, con aire diplomático.
—Pero ¿qué demonios te has creído? ¡No somos ricos, no podemos permitirnos todos estos caprichos, somos una familia de clase media!
—No hace falta que medio supermercado se entere de vuestra situación económica. A nadie le interesa —objetó, ante los gritos de _____.
La muchacha respiró hondo, intentando calmarse. Era agotador mediar con aquel imbécil. Se armó de paciencia, procurando que entrase en razón.
—El problema es que no tenemos suficiente dinero —dijo, hablando claro, despacio y alto—. Así que algo tendremos que hacer.
Él la miró sin comprender. En la vida de Harry jamás se había presentado ningún contratiempo que tuviese que ver con el dinero. Nunca le habían negado nada, mucho menos si se trataba de comida, algo absolutamente necesario para vivir. Por lo tanto, la familia Graham le estaba negando la vida.
<<Excursión al supermercado II >>
_____ carraspeó, para aclararse la garganta antes de hablar. Después miró al chico que la acompañaba, sosteniendo un bote de mostaza entre las manos mientras leía la etiqueta. Su ridículo traje de chaqueta llamaba tanto la atención dentro del supermercado de una modesta urbanización que todos los clientes se giraban para echarle una detallada ojeada.
—Harry, siento tener que decirte esto, pero deberás darte un poco de prisa con la compra —dijo, cruzándose de brazos a la defensiva—. Sé que te encantaría, pero no podemos acampar y pasar la noche aquí; cierran a las ocho.
—Perfecto. —Sonrió satisfecho—. Entonces aún nos quedan unas horas.
Ella se detuvo y soltó el carrito de la compra en mitad del largo pasillo de salsas.
—¿Te has vuelto loco? —gritó—. Bueno, ¡qué pregunta más estúpida por mi parte!
—Sí, la verdad es que sí —afirmó él, distraído—. ¡Pero cuántos conservantes tiene esto!
—¡Es que siempre has estado loco!
Harry se volvió y la miró con curiosidad.
—Nos conocemos desde hace veinticuatro horas, basurera, así que no entiendo qué quieres decir cuando dices «siempre».
—Esa es la peor parte: recordar que aún nos quedan veintinueve días por delante. Tendré que comprarme pastillas antiestrés o tapones para los oídos.
Harry se encogió de hombros. En realidad le daba igual. Por él como si terminaba metiéndose esas pastillas por vena. Bajo su punto de vista, aquella chica desarreglada cumplía todos los requisitos para terminar muriendo por sobredosis. No le extrañaría en absoluto encontrársela dentro de unos años en cualquier esquina, pidiendo limosna. Limosna que él no le daría, por supuesto.
—Mira, enfermo, tenemos que irnos —se quejó—. No pienso pasar mi primer día de vacaciones en un supermercado. Existen cosas más interesantes en la vida.
—¿Como qué? —Harry alzó una ceja, intrigado.
—Oh, ¿es que jamás haces nada divertido?
—Bueno, da igual, si así fuese tampoco sería asunto tuyo —farfulló con un delirante desinterés—. Y ahora, si no te importa, deja que termine de leer los componentes de la salsa roquefort.
_____ murmuró algo por lo bajo, irritada. Se despidió de Harry indicándole que le esperaría en las cajas y le dejó a solas en mitad del pasillo. Aguardó mientras observaba cómo una muchacha rubia cobraba la compra de los clientes sin demasiada amabilidad. Desesperada, terminó rezando y pidiendo que Harry llegara pronto. Si no lo hacía, pensaba marcharse sin miramientos; poco le importaba lo mucho que su madre la reñiría. En todo caso, lo único que la asustaba levemente era que la señora Graham la castigara sin salir con sus amigos, teniendo en cuenta que acababan de empezar las vacaciones.
Media hora después, el inglés apareció por el pasillo de la derecha, con el carro repleto de comida como si se acabase de declarar la tercera guerra mundial y tuviesen que recolectar suministros para medio continente americano. _____ le miró intrigada.
—¿Se puede saber cómo vamos a pagar todo eso? —preguntó, señalando las extrañas hamburguesas sin carne, algo que le pareció totalmente contradictorio.
—¿Es que tu madre no te ha dado dinero? —Harry se encogió de hombros.
—Sí, pero lo que me ha dado no llega para pagar todas estas pijerías —se quejó, consternada—. Vuelve a dejarlas en su sitio —añadió, al tiempo que reparaba en un desagradable trozo de queso sin sal que yacía al lado de un paquete de algas marinas ricas en vitaminas.
Harry la miró hosco, sin ninguna intención de devolver nada a su lugar.
—Pues ve al banco a sacar dinero —le ordenó, con aire diplomático.
—Pero ¿qué demonios te has creído? ¡No somos ricos, no podemos permitirnos todos estos caprichos, somos una familia de clase media!
—No hace falta que medio supermercado se entere de vuestra situación económica. A nadie le interesa —objetó, ante los gritos de _____.
La muchacha respiró hondo, intentando calmarse. Era agotador mediar con aquel imbécil. Se armó de paciencia, procurando que entrase en razón.
—El problema es que no tenemos suficiente dinero —dijo, hablando claro, despacio y alto—. Así que algo tendremos que hacer.
Él la miró sin comprender. En la vida de Harry jamás se había presentado ningún contratiempo que tuviese que ver con el dinero. Nunca le habían negado nada, mucho menos si se trataba de comida, algo absolutamente necesario para vivir. Por lo tanto, la familia Graham le estaba negando la vida.
Suspiró, frustrado.
—Le pediremos a la chica de la caja que sea solidaria con nosotros —concluyó, sonriente.
—Pero ¿tú en qué mundo vives? —_____ le miró extrañada—. Aquí nadie regala nada. Tienes que pagar todo lo que compras.
Harry, pensativo, observó a la muchacha rubia de la caja. _____ siguió el eje de su mirada, advirtiendo a dos chicas de su edad, de aspecto delicado, que cuchicheaban con la vista clavada en el inglés.
—Te están mirando fijamente —objetó _____, extrañada.
Él sonrió ampliamente, mostrándole su blanca dentadura.
—Claro que me miran, todo el mundo lo hace.
—¿Qué?
—Es por mi cara —dijo señalándose el rostro—. Siempre les resulto atractivo.
—Estás demente.
Harry, con gesto seductor, les guiñó uno ojo a ambas jóvenes, que terminaron riendo tontamente mientras se ruborizaban. _____ pestañeó, sorprendida. No comprendía que alguien tan insoportable como él pudiese resultar atractivo. Le miró fijamente, intentando encontrar aquel punto de belleza. Sí, bueno, tenía el cabello con unos impecables rizos; bien, aquello podía pasar por aceptable. Lo ojos también, esmeralda. Su forma de mirar anunciaba a leguas de distancia que era un cabrón en toda regla. Y, supuso, aquello solía atraer a chicas de cabeza hueca. Resopló, molesta por la repentina atención que había despertado el inglés.
—No es momento para firmar autógrafos —le indicó, señalando el abarrotado carro de la compra—, tenemos problemas más serios de los que ocuparnos.
Él enarcó una ceja, divertido.
—¿Estás celosa?
_____ sintió verdaderas ganas de estrangularle, de apretar con fuerza aquel delicado cuello de cisne señorial. Le dirigió una mueca burlona.
—¿Es que existe alguna razón por la cual pueda sentir celos? ¿Celos de qué, exactamente? ¿De tener que convivir bajo el mismo techo que un pirado? No, te aseguro que no —puntualizó—. Si ahora mismo esas chicas me diesen tres dólares por ti, te vendería sin lugar a dudas.
Harry sobreactuó haciéndose el dolido, abriendo desmesuradamente los ojos al tiempo que se llevaba una mano al corazón.
—¿Tres dólares? ¿Eso crees que valgo? —protestó.
Ella sonrió de lado, satisfecha.
—No es lo que vales tú, idiota, cobraría tres dólares porque te vendería con el traje incluido. Y, ciertamente, tiene pinta de ser caro.
Los fulminantes ojos grises de Harry se convirtieron en dos pequeñas rendijas brillantes. Aquel punto irónico de _____ no le había gustado en absoluto. Lo consideraba bueno, sí, era una magnífica salida. Y eso, obviamente, desestabilizaba la situación. Suspiró, con una idea divagando en la cabeza.
—Es una pena que no pueda decir lo mismo de ti —musitó, con falso gesto apenado—. No podría venderte, tendría que regalarte. Dudo que nadie fuese a darme nada por tu ropa. Es más, dudo que nadie aceptase mi regalo, por mucho que insistiese. Yo no lo haría si estuviese en su pellejo.
_____ cerró con fuerza los ojos, tranquilizándose mentalmente. No soportaba más el simple hecho de oír su suave vocecilla inocente. Se apartó el pelo de la cara, abrumada, antes de volver a señalar por cuarta vez consecutiva el carrito de la compra.
—Tenemos que pagar eso, desgraciado —le recordó.
—¿«Tenemos»? —Simuló mirar a su alrededor—. Querrás decir «tienes que pagar».
—¿Qué? ¡Pero si has sido tú quien ha cogido todo lo que hay ahí dentro!
Las dos muchachas que minutos atrás miraban embelesadas a Harry ahora se habían girado, y prestaba mayor atención a la situación, como si se tratase de un culebrón.
—Pero ¿a mí qué me estás contando? —Él se encogió de hombros—. Tú madre te ha responsabilizado a ti de comprar la comida, yo solo te acompañaba. Si no has sabido apañártelas no me eches ahora la culpa. —Sonrió malévolo—. Va siendo hora de que empieces a madurar, _____.
Le miró anonadada. Estaba de broma, ¿no? Porque, de no ser así, terminaría por volverse loca. Algo se encogió en su estómago cuando volvió a recordar que todavía le quedaban veintinueve días por delante junto a Harry. Era la peor de las pesadillas.
—¿No llevas nada de dinero encima? —preguntó; comenzaba a sentirse débil y maltrecha. Tenía ganas de llorar, pero logró reponerse alzando con firmeza el rostro, orgullosa.
—No. Absolutamente nada. Cero.
—Genial. —Suspiró pesadamente.
Entonces se acercó decidida hasta el carrito de la compra, se lo arrebató a Harry de las manos y se dirigió hacia los pasillos del supermercado.
—Pero ¿qué haces? —preguntó él, atónito.
—Ya que tú no quieres colaborar, lo haré sola: voy a dejar toda esta mierda light en su lugar —anunció satisfecha.
Él la alcanzó corriendo. Extendió las manos frente a ella para impedirle avanzar.
—¡No lo harás, rata inmunda! —masculló con voz áspera.
—Ya lo creo que sí. —_____ comenzó a silbar animadamente con la finalidad de sacar de quicio al joven.
Cogió un cogollo de lechuga y, tras leer la enorme etiqueta en la que se especificaba que había sido cultivada en un invernadero ecológico, la dejó en el estante con el resto de las lechugas.
—¡No! —gritó él, llevándose las manos a la cabeza.
—Tranquilo, sobrevivirás sin tu lechuga.
Harry lo recogió y la siguió contrariado, sosteniendo el cogollo entre las manos como si fuese un bebé recién nacido que necesitase mimos.
—¡Está bien! Iré al banco —dijo al fin, rindiéndose ante la satisfecha risita de _____—. Yo pagaré la compra.
—Así me gusta. —Ella asintió orgullosa—. Veo que vas mejorando.
—Le pediremos a la chica de la caja que sea solidaria con nosotros —concluyó, sonriente.
—Pero ¿tú en qué mundo vives? —_____ le miró extrañada—. Aquí nadie regala nada. Tienes que pagar todo lo que compras.
Harry, pensativo, observó a la muchacha rubia de la caja. _____ siguió el eje de su mirada, advirtiendo a dos chicas de su edad, de aspecto delicado, que cuchicheaban con la vista clavada en el inglés.
—Te están mirando fijamente —objetó _____, extrañada.
Él sonrió ampliamente, mostrándole su blanca dentadura.
—Claro que me miran, todo el mundo lo hace.
—¿Qué?
—Es por mi cara —dijo señalándose el rostro—. Siempre les resulto atractivo.
—Estás demente.
Harry, con gesto seductor, les guiñó uno ojo a ambas jóvenes, que terminaron riendo tontamente mientras se ruborizaban. _____ pestañeó, sorprendida. No comprendía que alguien tan insoportable como él pudiese resultar atractivo. Le miró fijamente, intentando encontrar aquel punto de belleza. Sí, bueno, tenía el cabello con unos impecables rizos; bien, aquello podía pasar por aceptable. Lo ojos también, esmeralda. Su forma de mirar anunciaba a leguas de distancia que era un cabrón en toda regla. Y, supuso, aquello solía atraer a chicas de cabeza hueca. Resopló, molesta por la repentina atención que había despertado el inglés.
—No es momento para firmar autógrafos —le indicó, señalando el abarrotado carro de la compra—, tenemos problemas más serios de los que ocuparnos.
Él enarcó una ceja, divertido.
—¿Estás celosa?
_____ sintió verdaderas ganas de estrangularle, de apretar con fuerza aquel delicado cuello de cisne señorial. Le dirigió una mueca burlona.
—¿Es que existe alguna razón por la cual pueda sentir celos? ¿Celos de qué, exactamente? ¿De tener que convivir bajo el mismo techo que un pirado? No, te aseguro que no —puntualizó—. Si ahora mismo esas chicas me diesen tres dólares por ti, te vendería sin lugar a dudas.
Harry sobreactuó haciéndose el dolido, abriendo desmesuradamente los ojos al tiempo que se llevaba una mano al corazón.
—¿Tres dólares? ¿Eso crees que valgo? —protestó.
Ella sonrió de lado, satisfecha.
—No es lo que vales tú, idiota, cobraría tres dólares porque te vendería con el traje incluido. Y, ciertamente, tiene pinta de ser caro.
Los fulminantes ojos grises de Harry se convirtieron en dos pequeñas rendijas brillantes. Aquel punto irónico de _____ no le había gustado en absoluto. Lo consideraba bueno, sí, era una magnífica salida. Y eso, obviamente, desestabilizaba la situación. Suspiró, con una idea divagando en la cabeza.
—Es una pena que no pueda decir lo mismo de ti —musitó, con falso gesto apenado—. No podría venderte, tendría que regalarte. Dudo que nadie fuese a darme nada por tu ropa. Es más, dudo que nadie aceptase mi regalo, por mucho que insistiese. Yo no lo haría si estuviese en su pellejo.
_____ cerró con fuerza los ojos, tranquilizándose mentalmente. No soportaba más el simple hecho de oír su suave vocecilla inocente. Se apartó el pelo de la cara, abrumada, antes de volver a señalar por cuarta vez consecutiva el carrito de la compra.
—Tenemos que pagar eso, desgraciado —le recordó.
—¿«Tenemos»? —Simuló mirar a su alrededor—. Querrás decir «tienes que pagar».
—¿Qué? ¡Pero si has sido tú quien ha cogido todo lo que hay ahí dentro!
Las dos muchachas que minutos atrás miraban embelesadas a Harry ahora se habían girado, y prestaba mayor atención a la situación, como si se tratase de un culebrón.
—Pero ¿a mí qué me estás contando? —Él se encogió de hombros—. Tú madre te ha responsabilizado a ti de comprar la comida, yo solo te acompañaba. Si no has sabido apañártelas no me eches ahora la culpa. —Sonrió malévolo—. Va siendo hora de que empieces a madurar, _____.
Le miró anonadada. Estaba de broma, ¿no? Porque, de no ser así, terminaría por volverse loca. Algo se encogió en su estómago cuando volvió a recordar que todavía le quedaban veintinueve días por delante junto a Harry. Era la peor de las pesadillas.
—¿No llevas nada de dinero encima? —preguntó; comenzaba a sentirse débil y maltrecha. Tenía ganas de llorar, pero logró reponerse alzando con firmeza el rostro, orgullosa.
—No. Absolutamente nada. Cero.
—Genial. —Suspiró pesadamente.
Entonces se acercó decidida hasta el carrito de la compra, se lo arrebató a Harry de las manos y se dirigió hacia los pasillos del supermercado.
—Pero ¿qué haces? —preguntó él, atónito.
—Ya que tú no quieres colaborar, lo haré sola: voy a dejar toda esta mierda light en su lugar —anunció satisfecha.
Él la alcanzó corriendo. Extendió las manos frente a ella para impedirle avanzar.
—¡No lo harás, rata inmunda! —masculló con voz áspera.
—Ya lo creo que sí. —_____ comenzó a silbar animadamente con la finalidad de sacar de quicio al joven.
Cogió un cogollo de lechuga y, tras leer la enorme etiqueta en la que se especificaba que había sido cultivada en un invernadero ecológico, la dejó en el estante con el resto de las lechugas.
—¡No! —gritó él, llevándose las manos a la cabeza.
—Tranquilo, sobrevivirás sin tu lechuga.
Harry lo recogió y la siguió contrariado, sosteniendo el cogollo entre las manos como si fuese un bebé recién nacido que necesitase mimos.
—¡Está bien! Iré al banco —dijo al fin, rindiéndose ante la satisfecha risita de _____—. Yo pagaré la compra.
—Así me gusta. —Ella asintió orgullosa—. Veo que vas mejorando.
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Hoooolaaaa ..!!! Perdon chicas pero se acuerdan el Wi-Fi vecino sin contraseña el cual le quitaba internet? Bueno, puso contraseña -.- Fuck , fuck y supermegaFuck ... -.- -_-
Y bueno recien ayer me conectaron el internet a mi pero es con el cablesito y esta ubicado en el comerdor.. Estoy muerta de frio ... Bueno un besooooo grande espero que les guste este capitulo :)
~·Aldy~· : Exactoooo!!! para que carajo quiero saber como se hace el oro ?? o para que quiero saber una operacion combinada?? o quien fue como era el comercion de españa en valla saber que año¿? quien fue marx o conte?? desime para que carajo quiero saber quien fueron esos viejos??-.-
En serio ?? pero si todabia no an salido las fechas oficiales, se que se lo espera para maso menos noviembre pero no hay nada seguro.. QUE BIEN TE DEJOOO..!!! Jajaja no sabes..!! yo no me puedo acordar que hizo peron o rosas pero me acuerdo de pelotudes barbaras... Y bueno yo estaba con mi familia viendo ese programa de Rodrigo me acorde que una vez vos me habias contada que a tu mami le gustaba y bueno le digo a mis papas:
- La mama de una amiga es fanatica mal de Rodrigo
- En serio? A mi me encantaba pero no era asi fanatica - dice mi mama
- Si, a mi me gustaba pero vos que ahora te haces Fashion que escuchas musica en ingles y desis que todos son unos negros que vos no escuchas cuarteto, de chiquita te la pasabas escuchandolo - y yo estaba tipo WTF??
- Si, cuando murio vos estubiste insoportable llorando LOLIGLO, LOLIGLO - Y yo tipo ¿que carajo? se que me gustaba rodrigo es mas me encanta pero llorar? y ademas tenia 3 año..!!! jajja ni siquiera sabia hablar porque tipo q no me salia la R xD jaja
Te digo algo yo loa lei con justin y me partia mas de la risa que con harry debe ser porque bueno justin es mi maximo idolo :D ... Este capitulo me parecio uno de los mas graciosos jajaj un besoooo grandote shawty ..1! Nos vemos :D
angy : Tres semanas????¡¡¡ eso es un montooon.!!! jajaj sii seguro vas a estar descojonandote de los nervios =) Me imagino que le diste las mil gracias a tu hermana por conseguirte semejante cita no???
Euu as leido algun libro de esos tipo Hush Hush, Crepusculo o algo asi? Aaaahh babarbaro yo estoy desde la 1 y 30 hasta las 6 y 30 ;) je pero hay dias que tengo de las 8 hasta las 7 y esos dias termino descuartizada..!!! totalmente... Un besoo angy espero que te guste este capi
PD : Ya empeze a leer de vuelta tu novela :)
Holaaaaaaaaaaa, que tal? Yo hace como una hora que llegue del instituto, buuuuufffff como odio la última hora, sociales, no porque no me guste, sino porque la profesora es... Para qué decir nada. Ya será el finde que viene ya! Estoy nerviosa, nerviosa. En cuanto a mi hermana, pues no se sí darle las gracias o cargármela. Mejor le doy las gracias, porque si no era con ese era con otro seguro, lo tiene todo pensado jajaja. Me he leído TODOS los libros de crepúsculo, medianoche, y un montón más de ese tipo. Este capítulo me gusto mucho y me reí barbaridades. Me duelen las costillas, tanto reírme. Hay veces que enseguida me entra la risa tonta. Jajaja. Espero que no me de un ataque de esos delante del chico.
ResponderEliminarA lot kisses
lulu: ¡wiii¡ hermoso capi-últimamente estas publicando caps mas seguido que yo XD- ¡no me mires Haci¡ no he estado escribiendo mucho pero seguro mañana publico algo, no se. es que me enganche leyendo el libro *hush hush* ¡es hermoso¡ 50 sombras y hush hush son los únicos libros que me hicieron llorar con el final :) 50 sombras porque el final es hermoso y hush hush porque al final muere un personaje que quería mucho ): .yo te estoy diciendo como terminan y no se si vas a leerlos –capaz que te cague el final de alguno :P- jajaja ahora estoy pensando en leer cazadores de sombras pero son muchos libros y como que me da fiaca .¿que decís?.
ResponderEliminar¡en dos semanas salen a la venta las entradas¡ ¡DOS SEMANAS¡ espero que mi mama me las compre. ¬¬ jajaja.
genial cap y no se yo como que al personaje no me lo imagino como Justin, le queda Harry y punto. un enorme beso aplastante. aldy.