miércoles, 29 de mayo de 2013

Capitulo 7.-Excursión al supermercado II



Capitulo 12.-
<<Excursión al supermercado II >>


_____ carraspeó, para aclararse la garganta antes de hablar. Después miró al chico que la acompañaba, sosteniendo un bote de mostaza entre las manos mientras leía la etiqueta. Su ridículo traje de chaqueta llamaba tanto la atención dentro del supermercado de una modesta urbanización que todos los clientes se giraban para echarle una detallada ojeada. 
—Harry, siento tener que decirte esto, pero deberás darte un poco de prisa con la compra —dijo, cruzándose de brazos a la defensiva—. Sé que te encantaría, pero no podemos acampar y pasar la noche aquí; cierran a las ocho. 
—Perfecto. —Sonrió satisfecho—. Entonces aún nos quedan unas horas. 
Ella se detuvo y soltó el carrito de la compra en mitad del largo pasillo de salsas. 
—¿Te has vuelto loco? —gritó—. Bueno, ¡qué pregunta más estúpida por mi parte! 
—Sí, la verdad es que sí —afirmó él, distraído—. ¡Pero cuántos conservantes tiene esto! 
—¡Es que siempre has estado loco! 
Harry se volvió y la miró con curiosidad. 
—Nos conocemos desde hace veinticuatro horas, basurera, así que no entiendo qué quieres decir cuando dices «siempre». 
—Esa es la peor parte: recordar que aún nos quedan veintinueve días por delante. Tendré que comprarme pastillas antiestrés o tapones para los oídos. 
Harry se encogió de hombros. En realidad le daba igual. Por él como si terminaba metiéndose esas pastillas por vena. Bajo su punto de vista, aquella chica desarreglada cumplía todos los requisitos para terminar muriendo por sobredosis. No le extrañaría en absoluto encontrársela dentro de unos años en cualquier esquina, pidiendo limosna. Limosna que él no le daría, por supuesto. 
—Mira, enfermo, tenemos que irnos —se quejó—. No pienso pasar mi primer día de vacaciones en un supermercado. Existen cosas más interesantes en la vida. 
—¿Como qué? —Harry alzó una ceja, intrigado. 
—Oh, ¿es que jamás haces nada divertido?
—Bueno, da igual, si así fuese tampoco sería asunto tuyo —farfulló con un delirante desinterés—. Y ahora, si no te importa, deja que termine de leer los componentes de la salsa roquefort. 
_____ murmuró algo por lo bajo, irritada. Se despidió de Harry indicándole que le esperaría en las cajas y le dejó a solas en mitad del pasillo. Aguardó mientras observaba cómo una muchacha rubia cobraba la compra de los clientes sin demasiada amabilidad. Desesperada, terminó rezando y pidiendo que Harry llegara pronto. Si no lo hacía, pensaba marcharse sin miramientos; poco le importaba lo mucho que su madre la reñiría. En todo caso, lo único que la asustaba levemente era que la señora Graham la castigara sin salir con sus amigos, teniendo en cuenta que acababan de empezar las vacaciones. 
Media hora después, el inglés apareció por el pasillo de la derecha, con el carro repleto de comida como si se acabase de declarar la tercera guerra mundial y tuviesen que recolectar suministros para medio continente americano. _____ le miró intrigada. 
—¿Se puede saber cómo vamos a pagar todo eso? —preguntó, señalando las extrañas hamburguesas sin carne, algo que le pareció totalmente contradictorio. 
—¿Es que tu madre no te ha dado dinero? —Harry se encogió de hombros. 
—Sí, pero lo que me ha dado no llega para pagar todas estas pijerías —se quejó, consternada—. Vuelve a dejarlas en su sitio —añadió, al tiempo que reparaba en un desagradable trozo de queso sin sal que yacía al lado de un paquete de algas marinas ricas en vitaminas. 
Harry la miró hosco, sin ninguna intención de devolver nada a su lugar. 
—Pues ve al banco a sacar dinero —le ordenó, con aire diplomático. 
—Pero ¿qué demonios te has creído? ¡No somos ricos, no podemos permitirnos todos estos caprichos, somos una familia de clase media! 
—No hace falta que medio supermercado se entere de vuestra situación económica. A nadie le interesa —objetó, ante los gritos de _____. 
La muchacha respiró hondo, intentando calmarse. Era agotador mediar con aquel imbécil. Se armó de paciencia, procurando que entrase en razón. 
—El problema es que no tenemos suficiente dinero —dijo, hablando claro, despacio y alto—. Así que algo tendremos que hacer. 
Él la miró sin comprender. En la vida de Harry jamás se había presentado ningún contratiempo que tuviese que ver con el dinero. Nunca le habían negado nada, mucho menos si se trataba de comida, algo absolutamente necesario para vivir. Por lo tanto, la familia Graham le estaba negando la vida.
Suspiró, frustrado. 
—Le pediremos a la chica de la caja que sea solidaria con nosotros —concluyó, sonriente. 
—Pero ¿tú en qué mundo vives? —_____ le miró extrañada—. Aquí nadie regala nada. Tienes que pagar todo lo que compras. 
Harry, pensativo, observó a la muchacha rubia de la caja. _____ siguió el eje de su mirada, advirtiendo a dos chicas de su edad, de aspecto delicado, que cuchicheaban con la vista clavada en el inglés. 
—Te están mirando fijamente —objetó _____, extrañada. 
Él sonrió ampliamente, mostrándole su blanca dentadura. 
—Claro que me miran, todo el mundo lo hace. 
—¿Qué? 
—Es por mi cara —dijo señalándose el rostro—. Siempre les resulto atractivo. 
—Estás demente. 
Harry, con gesto seductor, les guiñó uno ojo a ambas jóvenes, que terminaron riendo tontamente mientras se ruborizaban. _____ pestañeó, sorprendida. No comprendía que alguien tan insoportable como él pudiese resultar atractivo. Le miró fijamente, intentando encontrar aquel punto de belleza. Sí, bueno, tenía el cabello con unos impecables rizos; bien, aquello podía pasar por aceptable. Lo ojos también, esmeralda. Su forma de mirar anunciaba a leguas de distancia que era un cabrón en toda regla. Y, supuso, aquello solía atraer a chicas de cabeza hueca. Resopló, molesta por la repentina atención que había despertado el inglés. 
—No es momento para firmar autógrafos —le indicó, señalando el abarrotado carro de la compra—, tenemos problemas más serios de los que ocuparnos. 
Él enarcó una ceja, divertido. 
—¿Estás celosa? 
_____ sintió verdaderas ganas de estrangularle, de apretar con fuerza aquel delicado cuello de cisne señorial. Le dirigió una mueca burlona. 
—¿Es que existe alguna razón por la cual pueda sentir celos? ¿Celos de qué, exactamente? ¿De tener que convivir bajo el mismo techo que un pirado? No, te aseguro que no —puntualizó—. Si ahora mismo esas chicas me diesen tres dólares por ti, te vendería sin lugar a dudas. 
Harry sobreactuó haciéndose el dolido, abriendo desmesuradamente los ojos al tiempo que se llevaba una mano al corazón.
—¿Tres dólares? ¿Eso crees que valgo? —protestó. 
Ella sonrió de lado, satisfecha. 
—No es lo que vales tú, idiota, cobraría tres dólares porque te vendería con el traje incluido. Y, ciertamente, tiene pinta de ser caro. 
Los fulminantes ojos grises de Harry se convirtieron en dos pequeñas rendijas brillantes. Aquel punto irónico de _____ no le había gustado en absoluto. Lo consideraba bueno, sí, era una magnífica salida. Y eso, obviamente, desestabilizaba la situación. Suspiró, con una idea divagando en la cabeza. 
—Es una pena que no pueda decir lo mismo de ti —musitó, con falso gesto apenado—. No podría venderte, tendría que regalarte. Dudo que nadie fuese a darme nada por tu ropa. Es más, dudo que nadie aceptase mi regalo, por mucho que insistiese. Yo no lo haría si estuviese en su pellejo. 
_____ cerró con fuerza los ojos, tranquilizándose mentalmente. No soportaba más el simple hecho de oír su suave vocecilla inocente. Se apartó el pelo de la cara, abrumada, antes de volver a señalar por cuarta vez consecutiva el carrito de la compra. 
—Tenemos que pagar eso, desgraciado —le recordó. 
—¿«Tenemos»? —Simuló mirar a su alrededor—. Querrás decir «tienes que pagar». 
—¿Qué? ¡Pero si has sido tú quien ha cogido todo lo que hay ahí dentro! 
Las dos muchachas que minutos atrás miraban embelesadas a Harry ahora se habían girado, y prestaba mayor atención a la situación, como si se tratase de un culebrón. 
—Pero ¿a mí qué me estás contando? —Él se encogió de hombros—. Tú madre te ha responsabilizado a ti de comprar la comida, yo solo te acompañaba. Si no has sabido apañártelas no me eches ahora la culpa. —Sonrió malévolo—. Va siendo hora de que empieces a madurar, _____. 
Le miró anonadada. Estaba de broma, ¿no? Porque, de no ser así, terminaría por volverse loca. Algo se encogió en su estómago cuando volvió a recordar que todavía le quedaban veintinueve días por delante junto a Harry. Era la peor de las pesadillas. 
—¿No llevas nada de dinero encima? —preguntó; comenzaba a sentirse débil y maltrecha. Tenía ganas de llorar, pero logró reponerse alzando con firmeza el rostro, orgullosa. 
—No. Absolutamente nada. Cero. 
—Genial. —Suspiró pesadamente. 
Entonces se acercó decidida hasta el carrito de la compra, se lo arrebató a Harry de las manos y se dirigió hacia los pasillos del supermercado. 
—Pero ¿qué haces? —preguntó él, atónito. 
—Ya que tú no quieres colaborar, lo haré sola: voy a dejar toda esta mierda light en su lugar —anunció satisfecha. 
Él la alcanzó corriendo. Extendió las manos frente a ella para impedirle avanzar. 
—¡No lo harás, rata inmunda! —masculló con voz áspera. 
—Ya lo creo que sí. —_____ comenzó a silbar animadamente con la finalidad de sacar de quicio al joven. 
Cogió un cogollo de lechuga y, tras leer la enorme etiqueta en la que se especificaba que había sido cultivada en un invernadero ecológico, la dejó en el estante con el resto de las lechugas. 
—¡No! —gritó él, llevándose las manos a la cabeza. 
—Tranquilo, sobrevivirás sin tu lechuga. 
Harry lo recogió y la siguió contrariado, sosteniendo el cogollo entre las manos como si fuese un bebé recién nacido que necesitase mimos. 
—¡Está bien! Iré al banco —dijo al fin, rindiéndose ante la satisfecha risita de _____—. Yo pagaré la compra. 
—Así me gusta. —Ella asintió orgullosa—. Veo que vas mejorando.
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Hoooolaaaa ..!!! Perdon chicas pero se acuerdan el Wi-Fi vecino sin contraseña el cual le quitaba internet? Bueno, puso contraseña -.- Fuck , fuck y supermegaFuck ... -.- -_-
Y bueno recien ayer me conectaron el internet a mi pero es con el cablesito y esta ubicado en el comerdor.. Estoy muerta de frio ... Bueno un besooooo grande espero que les guste este capitulo :)

~·Aldy~· : Exactoooo!!! para que carajo quiero saber como se hace el oro ?? o para que quiero saber una operacion combinada?? o quien fue como era el comercion de españa en valla saber que año¿? quien fue marx o conte?? desime para que carajo quiero saber quien fueron esos viejos??-.- 
En serio ?? pero si todabia no an salido las fechas oficiales, se que se lo espera para maso menos noviembre pero no hay nada seguro.. QUE BIEN TE DEJOOO..!!! Jajaja no sabes..!! yo no me puedo acordar que hizo peron o rosas pero me acuerdo de pelotudes barbaras... Y bueno yo estaba con mi familia viendo ese programa de Rodrigo  me acorde que una vez vos me habias contada que a tu mami le gustaba y bueno le digo a mis papas:
- La mama de una amiga es fanatica mal de Rodrigo
- En serio? A mi me encantaba pero no era asi fanatica - dice mi mama
- Si, a mi me gustaba pero vos que ahora te haces Fashion que escuchas musica en ingles y desis que todos son unos negros que vos no escuchas cuarteto, de chiquita te la pasabas escuchandolo - y yo estaba tipo WTF?? 
- Si, cuando murio vos estubiste insoportable llorando LOLIGLO, LOLIGLO - Y yo tipo ¿que carajo? se que me gustaba rodrigo es mas me encanta pero llorar? y ademas tenia 3 año..!!! jajja ni siquiera sabia hablar porque tipo q no me salia la R xD jaja 
Te digo algo yo loa lei con justin y me partia mas de la risa que con harry debe ser porque bueno justin es mi maximo idolo :D ... Este capitulo me parecio uno de los mas graciosos jajaj un besoooo grandote shawty ..1! Nos vemos :D

angy : Tres semanas????¡¡¡ eso es un montooon.!!! jajaj sii seguro vas a estar descojonandote de los nervios =) Me imagino que le diste las mil gracias a tu hermana por conseguirte semejante cita no???
Euu as leido algun libro de esos tipo Hush Hush, Crepusculo o algo asi? Aaaahh babarbaro yo estoy desde la 1 y 30 hasta las 6 y 30 ;) je pero hay dias que tengo de las 8  hasta las 7 y esos dias termino descuartizada..!!! totalmente... Un besoo angy espero que te guste este capi
PD : Ya empeze a leer de vuelta tu  novela :)


sábado, 25 de mayo de 2013

Capitulo 6.Excursión al supermercado I





Capitulo 9.-

<<Excursión al supermercado I >>


Armoniosos rayos de sol se filtraban por la persiana de la habitación, iluminando su rostro. Harry sonrió cuando despertó y se desperezó en la cama, estirando enérgicamente los brazos mientras escuchaba el canto de algunos gorriones. 
—¡Príncipe Harry de Camelot! —gritó _____ tras la puerta. Él frunció el ceño, aturdido tras el brusco cambio de aquel despertar—. ¡Arrastra tus posaderas hasta la cocina, es la hora del desayuno! ¡Ah, no olvides los leotardos, que hace frío!
El rostro de Harry se tornó agrio cuando oyó la maliciosa risita de _____, que, a paso apresurado, bajaba las escaleras hacia el piso inferior. Se incorporó en la cama, molesto, recordando dónde se encontraba. Acostumbrado a tomar la primera comida del día en pijama, bajó tal cual a la cocina, donde la familia Graham se encontraba sentada a la mesa. El padre estaba leyendo el periódico, mientras que Samantha regañaba a Marcus porque, al inclinarse, las rastas se le metían en el tazón de leche.
—Mamá, pero ¿qué más da? —le reprochó este.
Harry se sentó en su silla y posó las manos cruzadas sobre el colorido mantel, esperando que alguien le sirviese su desayuno. Como nadie dijo nada, finalmente optó por pedirlo.
—A mí me gustaría tomar un zumo de naranja natural, sin pulpa, un tazón de copos de avena, un capuchino con chocolate espolvoreado y… Oh, ¿por qué no? ¡Vamos a saltarnos la dieta! También unas tostadas con mantequilla. —Sonrió.
El señor Graham asomó el rostro por encima del periódico y le miró fijamente. Marcus y _____ dejaron de engullir cereales y prorrumpieron en una sonora carcajada. Samantha, despreocupada, preparaba el café.
—Abre la nevera y mira a ver qué pillas —le dijo el señor Graham, confundido—. Es que estamos a principio de mes, así que todavía no hemos ido a comprar.
Harry tardó unos segundos en comprender la situación. ¿Significaba aquello que él mismo debería prepararse el desayuno? ¿E incluso abrir la puerta de la nevera? Nunca había hecho una hazaña de tal calibre. Se sentía ligeramente aturdido; aquellas cosas no cuadraban en su mundo perfecto. Se levantó lentamente y se dirigió hacia la nevera, evaluando aquel montón de chatarra como si fuese a atacarle de un momento a otro. Después, valeroso, posó una mano en el mango y tiró con fuerza. La luz le deslumbró. Parpadeó sin entender. Allí dentro no había absolutamente nada; tan solo quedaban dos manzanas, unos restos de zumo tropical, algunos huevos y unos sangrientos filetes de ternera. Consternado, volvió a cerrar la puerta y se dirigió hacia su silla, con la vista fija en la familia Graham. _____ se giró hacia él.
—Hombre, no son copos de avena, pero puedes comer Choco Krispies, están buenos —dijo, mostrándose amable por primera vez, como si sintiese pena por él.
Harry dirigió la mirada hacia la caja de Choco Krispies, de la cual se había apoderado Marcus. El mendigo, tras rascarse la cabeza, metía ferozmente sus garras dentro del paquete de cereales y los sacaba a puñados para engullirlos casi con violencia.
—No, gracias. —Sonrió forzadamente—. He oído que es bueno ayunar por las mañanas.
—Pero ¿dónde has oído eso? ¡Es mentira! —le reprochó Samantha—. ¡Anda, cielo, tómate un cafetito! Y he traído unos bollos de crema de la panadería… ¡moja uno en el café!
Justin negó con la cabeza, sin saber qué decir.
—Yo… intento no comer nada que tenga demasiado colesterol.
—¡Joder, tío! —exclamó Marcus—. Ni carne, ni bollos, ni cereales… pero ¿tú de qué vives, macho? Venga, cómete unos Krispies, que están mu’ buenos —le aconsejó, masticando con la boca abierta. Ver los trozos de cereales papeados no aumentó el apetito del inglés.
La señora Graham se giró decidida hacia todos ellos, secándose las manos en un trapo de cocina que dejó colgando a un lado de su delantal.
—Está bien, será mejor que dejemos el tema. —Sonrió amablemente—. ¡Ahora iremos todos a comprar! Así haremos algo en familia.
Marcus se tragó sus Krispies apresuradamente.
—Mamá, tengo que estudiar —se excusó, se levantó rápidamente de la mesa y se escabulló escaleras arriba.
El señor Graham se mordió el labio inferior, pensativo, mientras doblaba el periódico del día con delicadeza.
—Cariño, creo que debería quedarme para revisar las ruedas del coche, que están fatal —explicó.
—Bueno, no importa. —Suspiró resignada, agotada de intentar unir a aquella individualizada familia—. ¡Ahora que lo recuerdo, yo también tengo que pasarme por la tintorería! Lo había olvidado…

La mirada aterrorizada de _____ se alzó lentamente hasta dar con los ojos de su madre. La joven frunció con descaro el ceño.
—Dime que es un chiste, mamá —exigió, y echó un vistazo al inglés—. No pienso ir sola al supermercado con eso.
La señora Graham resopló, poniendo los brazos en jarras. Estaba convencida de que su inquilino era un muchacho normal y atribuía su extraño comportamiento al hecho de que se había criado en una cultura diferente. Le llevaría un tiempo acostumbrarse a la vida en América.
—«Eso» tiene nombre —le reprochó a su hija—. Llámale Harry.
_____ miró en derredor desesperada, como buscando una salida, cualquier escapatoria válida… pero tan solo se encontró con los verdes y señoriales ojos del aludido. Se dejó caer dramáticamente sobre el respaldo de su silla, lo que la hizo chirriar.
—Vale. —Samantha sonrió como buenamente pudo—. 
Harry, te daré la lista de la compra a ti, que pareces más responsable. 
Él pareció emocionado ante el detalle y no tardó demasiado en huir escaleras arriba, dispuesto a arreglarse para salir a comprar.
—Tardo cinco minutos —le dijo a _____.
Ella asintió con desgana, como si fuese un muñeco al que se le han acabado las pilas.
_____ tuvo tiempo de sobra para despedirse de toda su familia, que rápidamente se fueron marchando concentrados en sus quehaceres cotidianos. Después, preguntándose qué demonios estaría haciendo el idiota de 
Harry, terminó viendo un aburrido documental, tumbada en el sofá, con el pequeño Whisky dormitando sobre su barriga. Cuando él apareció sonriente en la puerta del salón, se frotó los ojos al tiempo que bostezaba, intentando despejarse. 
—¿No habías dicho que solo serían cinco minutos? —le acusó, feroz—. ¡Has tardado más de una hora!
Parpadeó y le observó detenidamente. 
Harry vestía unos pantalones negros con la raya exquisitamente planchada, conjuntados con los inmaculados zapatos, que brillaban con tal intensidad que casi podía ver el reflejo de su rostro. Llevaba una camisa blanca, y _____ supuso que, en el nefasto intento de dar un toque informal, había dejado que el pico de uno de los lados saliera por el extremo del pantalón. Ella rió. 
—¿Qué pasa? —preguntó Harry, cohibido y sin apartar ni un solo segundo la mirada del peligroso Whisky, que danzaba a los pies de su ama. 
—¿Es que vamos a una boda y no me he enterado? Harry evaluó su vestimenta, sin comprender.
—Si apenas me he arreglado —apuntó—, ni siquiera llevo corbata.
—¡Oh, eso lo explica todo! —exclamó ella risueña—. No quiero ni pensar cómo acudirías a una ceremonia.
—Pues…
_____ le interrumpió, levantándose estrepitosamente del sofá.
—Majestad, guárdese los detalles, no me interesan —farfulló, colocándose bien la capucha de la cazadora.
Salieron a la calle y caminaron avenida abajo en busca del supermercado, que quedaba a seis manzanas de distancia.
—Dame la lista —le ordenó 
Harry alzando una mano con porte elegante. 
—¡Que te crees tú eso!
—¡Eh, tu madre ha confiado en mí como portador de la lista! —reprochó consternado, con la expresión de un chiquillo caprichoso.
_____ le miró divertida.
—Pero ¿qué te piensas, que mamá ha escrito en la lista de la compra el secreto del universo o qué?
Él frunció el ceño.
—Me da igual, quiero mi lista —insistió—, soy el responsable —Y después la miró malicioso—, ya que tu madre cree que no eres lo bastante madura como para ocupar tal cargo.
La joven resopló, nerviosa. Lograba sacarle de quicio por cualquier estupidez. Aquello era un infierno de carne y hueso.
—¡Toma tu lista y métetela donde te quepa!
—… en el bolsillo —añadió él y se la guardó delicadamente.
Entraron en el supermercado. _____ se dirigió decidida hacia los carritos de la compra mientras 
Harry se quedaba pasmado, observando asombrado su alrededor. Era la primera vez que pisaba un lugar así; jamás había ido a hacer la compra, para eso le pagaban a la señorita Charlotte, su criada, que llevaba años viviendo como interna en la mansión londinense. 
Reaccionó casi con sorpresa cuando una familia con niños que gritaban pasó por su lado. Suspiró e intentó asimilar lo que veía. Aquello era alucinante; un espectáculo en toda regla. Bolas enormes y pomposas colgaban del techo, junto con numerosos carteles luminosos que exclamaban: «¡Felices fiestas!». Por si aquello fuera poco, un árbol de navidad se alzaba en la entrada del supermercado repleto de espumillones, y por megafonía se emitían villancicos populares que inundaban el recinto.
—¿Qué haces ahí parado? —le gritó _____.
Él despertó de aquel profundo letargo y la siguió a paso rápido.
—¿Quieres sacar la lista de la compra de una vez?
—¡Oh… sí, sí!
Extrajo la nota del bolsillo, la desdobló con cuidado y alisó una esquina que se había arrugado ligeramente. Se aclaró la garganta y dijo con firmeza:
—Huevos.
_____ comenzó a caminar más rápido, recorriendo los eternos pasillos segura de sí misma. En el fondo, 
Harry agradeció su compañía, pues si hubiese estado solo, habría acabado perdiéndose. Cuando llegaron al estante de los huevos, se quedó conmocionado ante la variedad de marcas, tamaños y envases que había. _____ cogió decidida media docena y la dejó en el carro. Harry ladeó la cabeza mientras observaba detenidamente el producto. 
—¿Piensas coger esos? —preguntó, y una mueca de asco surcó su aterciopelado rostro.
—No es que lo piense, es que ya están en el carro.
—Siempre puedes volver a cogerlos y dejarlos en el estante —aclaró 
Harry. 
—Pero es que tenemos que comprar huevos.
—Ya, el problema es que el aspecto de esos no me gusta —apuntó, señalándolos con un dedo acusador, como si los pobres huevos estuviesen malditos.
_____ fijó su vista en el estante, después miró al inglés confundida. Nunca lograba comprender su retorcida mente. Aunque tampoco quería llegar a hacerlo.
—¡Qué más da! Son todos iguales, ¡solo son huevos!
—¡Para mí no solo son huevos! Es el alimento y la proteína que voy a ingerir y que se acabará depositando en mi cuerpo. La nutrición influye muchísimo en la suavidad de la piel, ¿lo sabías?
Ella alzó las manos, exasperada.
—¡Oh, Dios mío! ¡Esto no es una clase de biología! Solo es una maldita caja de huevos.
—Coge esos —le indicó 
Harry, señalando un envase amarillo. 
—¡Pero si son carísimos! —se quejó _____—. ¡Valen cuatro dólares más!
Él bufó, restándole importancia.
—¡Cógelos! Ya recortaremos gastos en otras cosas.
_____ terminó cediendo con la esperanza de que se callase de una vez por todas. Continuaron avanzando por los pasillos del supermercado.
—Léeme lo siguiente —le exigió la chica.
—Leche.
La estantería de los lácteos se le antojó infinita. 
Harry pasó más de veinte minutos leyendo las etiquetas de los envases, como si fuese un inspector de sanidad. 
—¿Qué leche ha elegido, Sherlock? —preguntó _____, al borde de la desesperación.
—Esta. —
Harry le tendió una caja. 
—¿Eh? ¿Leche fresca, sin lactosa, desnatada, ecológica? Tío, tú eres raro de cojones.
—No soy tu tío —le recordó 
Harry. 
_____ suspiró profundamente, armándose de paciencia, y clavó la vista en el techo del supermercado como si esperase recibir alguna ayuda del cielo.
—Es un decir, una frase hecha —le aclaró.
—Ah, interesante —reconoció 
Harry, pensativo—. Ahora entiendo por qué el neandertal de tu hermano me lo dice a todas horas.

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Elaaaaa que este capitulo me ah costado un poquito mas que os otros, creo q ah sido el mas largo que pasado... Lamento no haber publicado ayer ni antes de ayer pero estos 2 dias an sido agotadores y eh llegado murta a casa con solo ganas de dormir :/ Si se portan bien con los comentarios promento darles maraton Vale???
un besoooo grande guys :D
bye


angy : Jajajaj asi que te termino gustando la idea eehh ñ-ñ Pues si lo miras por un lado, tienes una cito con un cico super guapo y ademas de PAGAR o puedes exigir una paga..!!! Que lastima :/ siempre los chicos guapos son mujeriegos :/ Un besooooo grande Angy gracias por pasar ..
PD: Ponme al tanto de como te fue en la cita ehhh

miércoles, 22 de mayo de 2013

Capitulo 5. Harry no es normal.





Capitulo 5. Harry no es normal.


—¡Mamá!
—¿____?
—¡Ya estamos en casa! ¡Tengo una sorpresa!
Se oyeron los pasos presurosos de la madre corriendo por el pasillo. Su acalorado rostro asomó por el marco de la puerta del recibidor.
—¿Le ha pasado algo a nuestro Harry? —preguntó con la mano en la zona del corazón mientras respiraba sofocada.
____ resopló.
—¿Nuestro Harry? No, desgraciadamente no le ha pasado nada. Sigue aquí, tan idiota como siempre —añadió señalando al moreno, que, demasiado ocupado con la vista fija en el nuevo miembro de la casa, no tenía oídos para nada más—. ¡He recogido a un perrito!
—¡Eso es fantástico! ¡Hacía tiempo que no teníamos animales en casa, ya era hora! —gritó la madre.

Harry sonrió ligeramente y, acercándose a ____, le susurró al oído: —Ah, ¿no? ¿Y tú hermano qué es?
—¡Cállate, tú aquí no tienes ni voz ni voto! —exclamó al tiempo que le propinaba un codazo.
—____, no le hables así a nuestro invitado —le reprochó la señora Graham, que ahora acariciaba las orejas del perro—. Bueno, tendremos que buscarle un nombre.
Harry alzó una mano deseoso de dar su opinión.
—¿Pulga? ¿Apestoso? —preguntó sonriente.
—Oh, no, Harry cariño… —Se llevó un dedo al mentón en actitud pensativa—. Podríamos llamarle…
—¡Hostia, qué es eso! —gritó Marcus, que a causa del alboroto había acudido al lugar de reunión familiar.
«Estúpido, mira que no saber lo que es un perro…», pensó el inglés, con la vista fija en las rastas del recién llegado.
—Lo he encontrado en el bosque —explicó ____ orgullosa.
—… revolcándose en un charco de barro —añadió Harry.
—¡Joder! Pues para ser de la calle… está bastante limpio, ¿no? —repuso el hermano mientras achuchaba al animal.

Harry se acercó de nuevo a ____, inclinándose ligeramente.
—Dime que eso ha sido una ironía o me muero.
____ le ignoró. Todos dejaron de lado al estudiante de intercambio para centrarse en el nuevo miembro de la familia.
—¡Ya sé cómo vamos a llamarle! —Marcus alzó las manos, feliz—. ¡Whisky!
—¿Y por qué no Ballantines, Ponche o JB? —preguntó Harry intentando no reír—. También son muy bonitos —añadió con inocencia.
Harry le dirigió una mirada de reproche, repiqueteando con el pie en el suelo, de brazos cruzados.
—Me recuerdas a mi abuela —objetó él tras evaluarla—. Aunque, creo recordar, ella tenía la piel más tersa. A los ochenta —añadió.
—¡Cierra la boca! Tú no tienes derecho a opinar en este asunto.
—_____, cielo, deja que él también participe —la regañó su madre mientras acariciaba al perro, que estaba en los brazos de Marcus—. Ahora es parte de la familia.

Harry sonrió triunfal.
—Eso, ahora somos familia, ____. —Y le dio un codazo, con una sonrisilla traviesa surcando sus labios.
Ella le perforó con la mirada, sintiendo un electrizante cosquilleo de terror ante la idea de compartir parentesco con aquel enfermo. Suspiró resignada.
—Mejor me callo —concluyó.
—Sí, esa ha sido una de las mejores decisiones que has tomado —corroboró él.
____ se esforzó por no contestarle. Le agradó que su madre pareciese encantada con el animal, pues tenía la firme determinación de quedárselo. Lo habría hecho igualmente, pero que el perro fuese una molestia para Harry reforzó su postura.
—¿Cómo se llamará finalmente? —preguntó ____.
—Ya te lo he dicho —se quejó Marcus, que siempre hablaba arrastrando las palabras como si estuviese agotado de vivir—. Se llama Whisky.
Harry alzó una mano, divertido.
—Déjame decirte que me parece un nombre perfecto —apuntó—. Es didáctico, original y muy… educativo.
Marcus no pilló ninguna ironía, y tras estrechar al inglés en un fortuito abrazo, palmeándole la espalda, exclamó: —¡Este es de los míos!
Harry logró liberarse del mendigo poco después, exhausto. Y supo que lo primero que haría —incluso antes de limpiar su pisoteado zapato— sería darse una ducha, con gel exfoliante incluido.
—Señora Graham, ¿le importaría disculparme? Quisiera darme una ducha rápida —pidió educadamente.
Ella le sonrió con ternura.
—¡Claro que sí, cariño! —exclamó—. Las toallas limpias están en el mueble de abajo —le indicó.
—No se preocupe, traigo mi propio juego de toallas de rizo y algodón puro, cien por cien natural —sonrió tímidamente—. Es que, ¿sabe?, tengo la piel muy sensible.

____ rió a carcajada limpia y apoyó una mano en el hombro de la señora Graham, balanceándose ligeramente.
—¡Dios, mamá! ¿Dónde encargaste a este engendro?, ¿en eBay?
Y volvió a reír. Marcus miró con curiosidad a Harry, que parecía sumergido en un estado de profunda reflexión.
—¿Cómo se juega a las toallas? —preguntó el indigente, deslizando una rasta entre sus rudos dedos.
—¿Eh? —Harry comenzó a plantearse la posibilidad de recurrir al suicidio como vía de escape—. No existe ningún juego de toallas, tan solo son un conjunto de ellas, todas del mismo modelo, ¿entiendes? —le aclaró.
_____ negó con la cabeza ante el comentario de su hermano mayor. Ciertamente, de seguir así, sus padres comenzarían a sospechar sobre si realmente estudiaba o se pasaba el día haciendo el golfo. Y, teniendo en cuenta el pacto acordado, mejor sería no dar demasiados indicios de estupidez o el analítico Harry podría descubrirlo pronto.

Harry no tardó demasiado en escabullirse hasta el baño. Se aseguró de colocar bien el pestillo de la puerta, deseoso de tener un poco de intimidad. Apenas llevaba un día allí, pero se sentía como si le hubiesen dado una brutal paliza. Discutir con ____ resultaba agotador, la chica basurera era más ingeniosa de lo que había pensado en principio. ¡Y ni qué decir del hermano! A Harry le había fascinado aquel nuevo espécimen, jamás había conocido nada igual. El desastroso estilo de vida de América se le antojaba terriblemente extraño. Él estaba acostumbrado a su perfecta vida en Inglaterra, viviendo en una lujosa mansión en la mejor urbanización de Londres, acudiendo cada día a la escuela más prestigiosa de la ciudad.

Harry nunca había tenido necesidad de hacer la colada ni tampoco de prepararse el desayuno cada mañana. Para esos quehaceres cotidianos sus padres pagaban a un mayordomo profesional que, sin bien se desenvolvía extraordinariamente en su trabajo, jamás hablaba ni opinaba; era como una estatua que se encargaba sigilosamente de que todo estuviese en el más absoluto orden. Y así se había criado: entre los trabajadores del servicio doméstico, que estaban a sus órdenes, camisas planchadas minuciosamente y cabellos engominados hasta la excentricidad. Así pues, pasar aquel mes en el nuevo continente era el reto más difícil que había tenido que afrontar en toda su vida.
Sonrió débilmente cuando el agua caliente se deslizó por su rostro, despejándole un poco tras el agonioso día en la casa del terror. No estaba muy seguro de cuánto tiempo duraría allí sin volverse loco. Intentó no pensar en ello, concentrándose en exfoliar al máximo su piel, restregándose con ahínco con una esponja rasposa. Cuando terminó, sintiéndose satisfecho tras la detallada limpieza diaria, se cobijó en su albornoz y poco después se vistió con el pijama de raso gris que su madre le había comprado específicamente para el viaje. Suspiró cohibido y abrió la puerta del baño despacio, temeroso de lo que pudiera encontrarse fuera.
____, apoyada contra la pared de enfrente con gesto aburrido, parecía esperar su turno para entrar, pero, en cuanto le vio, una mueca divertida se dibujó en su rostro, al tiempo que le señalaba con descaro.
—Estás de broma, ¿no? —preguntó, en medio de una carcajada entrecortada.

Harry se miró de arriba abajo, molesto, preguntándose qué habría hecho mal ahora. No encontraba nada extraño que provocase aquella reacción en ella.
—¿Ya te has pasado con las setas alucinógenas, ____?
Ella negó rápidamente con la cabeza.
—¡Pareces a punto de hacer una excursión al circo! —explotó risueña, con voz chistosa—. Espera, espera… —Se acercó decida hasta él, que retrocedió enseguida—, ¡pero si te has puesto brillantina en el pelo, Dios mío!
Y se tapó la boca con las manos, como si acabase de cometer un pecado mortal. Él se cruzó de brazos, irritado.
—¿Qué tiene de raro, piojosa?
—¡Harry, la brillantina pasó de moda allá por los años cincuenta!
—¿Y? —Alzó una ceja—. Ir de mendiga por la vida nunca ha estado de moda. Pero, mira, siempre hay quien disfruta cuando le dan un dólar en la calle por compasión.
—Oye, animal, yo no parezco una mendiga —se defendió al tiempo que ojeaba su propio atuendo.
—El animal es tu hermano —le recordó él alzando un dedo con firmeza.
—¡Pero mírate! Solo te faltan las zapatillas pomposas de abuela.
Él pareció recordar algo.
—¡Oh, sí, las había olvidado! —farfulló mirándose los calcetines negros mientras movía graciosamente los dedos—. Están en mi armario, ¿te importaría traérmelas?
Ella pensó que se trataba de un chiste.
—¿Primero me llamas mendiga y ahora pretendes que sea tu criada?
—Pues no estaría mal, la verdad. —Se encogió de hombros.
_____ resopló. Le miró fijamente, decidida a poner las cosas en su sitio. Aquel niño de papá debería aprender a cambiar su estilo de vida.
—Mira, bonito, aquí cada uno se encarga de sus cosas. Así que mueve el culo hasta tu habitación y búscate tú mismo las pomposas zapatillas —dijo con una firmeza arrolladora.

Harry sonrió tímidamente y comenzó a caminar de puntillas hacia su cuarto. Se giró antes de entrar.
—Oye, me alegra parecerte bonito. Comprendo que te deslumbre mi atractivo físico —añadió señalando su pijama de raso—. Pero, por favor, ____, no hace falta que lo grites a los cuatro vientos; tu familia acabará pensando que hacemos excursiones de habitación en habitación en mitad de la noche.
____ abrió desmesuradamente los ojos y se llevó una mano al pecho, sin poder creerse lo que acababa de oír. Se preparó para gritarle alguna incoherencia, lo que fuese, pero no tuvo tiempo, pues Harry cerró de un portazo la puerta de la habitación tras dirigirle una pícara sonrisa. Ella respiró hondo y se dirigió hacia el baño.
—¡Le odio, le odio! —gritó desesperada.


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Huuuuuooollaaaaa..!!! como an estado??? pasaron un lindo dia??... Aca en Cordoba una ciudad de Argentina hace un frio horrible..!! Ensima mañana entro temprano al colegio y a la mañana es cuando mas frio hace :/ ...
 Espero que les alla gustado este capitulo :D un besooooo
Bye


angy : Holaaa :D y tu hermana consiguio la cita..?? SE GANO 50€ ?? yo que tu ya mismo le estoy pidiendo la mitad xD es lo justo ... y el chico acepto?? teniendo novia!!??  OOhh 13 :) yo 15 soy una nena grande xD jaja España? Uuuf si al otro lado del mundo estas ehh Argentina esta casi al fin del mundo ..!! Un fandom es cuando tiens idolos por ejemplo si tu idolo es Justin Bieber sos Belieber y si es Demi Lovato es Lovatic, etc hay u monton... Un beso grande Angy muchas gracias por pasrte .. te espero mañana ;)

Iris Grau :HolAAAA.!!  que bueno que te guste Iris  aqui te la sigoo... un besooo gracias por pasar :D

martes, 21 de mayo de 2013

Capitulo 4. ¡Adjudicado!




Capitulo 4. ¡Adjudicado!

El resplandor del sol se filtraba tímidamente entre las nubes blancas, que parecían esponjosos trozos de algodón surcando el cielo. ____ agachó la cabeza y caminó a paso rápido por el camino pedregoso frente a ella, escuchando malhumorada los continuos suspiros de su compañero.
—¿Puedes dejar de hacer eso? —exigió, metiendo las manos en los bolsillos del pantalón vaquero.
—¿Dejar de hacer qué? —le preguntó Harry con fingida inocencia.
—Resoplar, bufar, suspirar…

La miró de reojo.
—¿Acaso en América está prohibido hacerlo? —Emitió un chasquido de fastidio casi imperceptible—. Para que luego digan que Estados Unidos es la tierra de la libertad. Ni respirar se permite.
____ le miró asqueada y reanudó la marcha.
—No está prohibido, pero a mí me molesta.
Harry rió con ganas.
—Me molesta esto… me molesta lo otro… —la imitó—. A mí en realidad me molesta tu cara y no me quejo.
—¡Oh, usted perdone, Rey de la Belleza, olvidaba que eres el hermano gemelo de Brad Pitt! —replicó irónica y poniendo los ojos en blanco.
—Gracias por el halago —respondió Harry con un deje de satisfacción.
____ se cruzó de brazos consternada.
—¡Era una broma, no iba en serio! —Agitó las manos en alto para dar énfasis a sus palabras.

Él sacudió la cabeza de un lado a otro, negando.
—Ahora no intentes arreglarlo —le aconsejó—. Has admitido que soy atractivo y punto. No te sientas culpable por ello —añadió guiñándole un ojo.
____ se llevó las manos a la cara y se frotó la frente totalmente desesperada. Gimoteó, pataleando en el suelo.
—¡Dios mío, esto es una pesadilla! —exclamó apenada.
Harry sonrió con más ganas que nunca.
—Y eso que solo acaba de empezar… —le recordó, haciendo hincapié en el asunto.
—¡Cállate! —gritó ella, nerviosa.

Harry simuló cerrar la boca con una cremallera invisible y lanzar la inexistente llave hacia el prado de al lado. Después respiró hondo, cerró los ojos con placer tras llenar los pulmones de aire y lo soltó todo de golpe.
—¿No te parece que es hora de regresar a casa? —preguntó la chica pasados diez minutos.
Él la miró feliz, pero no dijo nada.
—¡Contéstame! —exigió furiosa.
Harry se señaló los labios sellados, divertido al conseguir que su compañera estuviese a punto de entrar en un peligroso estado rayano en la histeria. Ella se cruzó de brazos, medio riendo más de pena que de alegría.
—Tú estás fatal, eres un enfermo —le dijo—, pero tranquilo, yo te ayudaré a hablar.

Se dibujó una mueca de horror en el rostro de Harry cuando ____ le pisó el pie decidida, dejándose caer sobre el pulcro zapato del joven inglés. Él no pudo evitar gritar y la empujó lanzándola lejos.
—Pero ¿qué haces, estúpida? —chilló—. ¡Me has ensuciado el zapato!

____ se mostró satisfecha.
—¡Dame un pañuelo ahora mismo! —exigió con un tono autoritario.
Ella negó lentamente con la cabeza, saboreando el momento.
—No llevo nada encima —le informó. Sus pupilas, brillantes de emoción, se agrandaban conforme el rostro de Harry se ponía más y más rojo.
—Vale, volvamos ahora mismo a la casa embrujada —indicó él, cambiando de dirección.
—¿Cómo que la casa embrujada?

Harry resopló sin dejar de mirar su zapato sucio mientras caminaban.
—Ya me dirás con qué nombre quieres que la bautice, teniendo en cuenta los elementos que se encuentran dentro de ella.
—¿Podrías hablar como una persona normal?
—Ya…, entiendo que mi vocabulario te deslumbre, acostumbrada a vivir en la más absoluta vulgaridad —opinó mientras se colocaba con esmero el cuello de la chaqueta—. Me refería a tu hermano… ¿de dónde lo habéis sacado? ¿Participa como voluntario en alguna investigación científica? Porque, de no ser así, me resulta imposible adivinar de dónde sale ese individuo.

____ abrió mucho la boca, sorprendida y enfadada al mismo tiempo. Aceleró el paso, controlándose para no pisarle el otro zapato.
—¿Qué tiene de raro Marcus? —preguntó—. ¡Solo es un poco hippie!
Harry rió a carcajada limpia.
—Yo pensaba que los hippies eran pacifistas —dijo a modo de reflexión en voz alta—. Y me extraña que tu hermano lo sea. No sé si te has fijado, pero su pelo podría sustituir perfectamente a la más potente de todas las bombas atómicas —musitó rascándose el mentón con parsimonia—. ¿Te has parado alguna vez a observar sus rastas al detalle? Tengo la seguridad de que albergan nuevas partículas celulares jamás descubiertas por el hombre…

_______ se llevó una mano a la boca intentando no reír o, al menos, procurando que él no la viese hacerlo. Porque si se paraba a pensarlo el hecho de que un extraño insultase a su hermano no tenía la más mínima gracia.
—Tú también podrías participar en algún experimento científico —contraatacó—. En uno titulado: «Los doctores descubren que los monos superan la capacidad cerebral de ciertos humanos». Eres el sujeto perfecto.
Harry se disponía a contestar el último comentario de ____ cuando oyó un extraño ruido en la cuneta. Se giró sobresaltado.
—¿Qué ha sido eso? —preguntó señalando la maleza.
—¿Un oso, un lobo, un tigre…? —____ sonrió con ganas—. ¿Qué pasa, tienes miedo?
Harry le dirigió una mirada sombría.
—Tranquila, después de haberos conocido a ti y al resto de tu familia ya no tengo capacidad para temer nada más —dijo—. Con el día de hoy ha sido más que suficiente.

____ le ignoró y se acercó hasta los matorrales; Harry la siguió con cautela. Observó cómo ella apartaba algunas hierbas y gritaba eufórica.
—¡Aaah!
—¿Qué, qué pasa? —Él dio un salto hacia atrás con el corazón a mil por hora.
—¡Es monísimo! —exclamó—. ¡Ven, ven aquí, bonito, ven aquí! ¡Oh, míralo, es adorable!

Harry parpadeó confundido. Se puso al lado de ____ y bajó la mirada hasta encontrar a un perro pulgoso que se rebozaba en un charco de barro que se había acumulado detrás de los arbustos.
—¡Has encontrado a tu novio! —exclamó entre risas. Después, cogiendo del brazo a la muchacha, la obligó a girarse—. ¡Tápate los ojos, está desnudito! Esas cosas no se ven hasta la noche de bodas…

Y soltó una brusca carcajada. El perro dejó de moverse, se quedó muy quieto y clavó sus ojillos marrones en los ojos verdes de Harry.
—¿Por qué me mira así? —El joven señaló al animal—. ____, dile que deje de hacerlo, ¡me está intimidando!
____ bufó, alargó las manos y cogió entre ellas al simpático perro. Apenas se distinguía de qué color era su pelaje a causa del barro.
—Pero ¿qué haces? —gritó Harry alarmado—. ¡Ahora sé con certeza que estás completamente enferma! ¡Suéltalo, ____, suelta a esa bola de gérmenes!
—El tío Harry es un gruñón —le explicó ____ al perro después de que este le diese un húmedo lametón—. Se hace el duro, pero después de un par de días contigo ya verás cómo acaba rendido a tus pies…

El perro ladró feliz, como si comprendiese las palabras de ____ mientras movía frenéticamente el rabo. Harry dio varios pasos hacia atrás.
—¿Cómo que un par de días? —preguntó, acalorado por la cantidad de emociones negativas que se agolpaban en su interior.
____ le miró confundida.
—¡Hombre, no lleva collar, parece que no tiene dueño! Y está solito… —Dedicó un puchero al animal mientras le daba mimos. El perro gimoteó agradecido. Después ____ le dirigió una desagradable mirada a Harry —. Además, si te hemos recogido a ti, ¿cómo no vamos a acoger a este perro, que es más adorable y simpático que tú?

El animal le lamió de nuevo la mejilla derecha. Harry miró asqueado la feliz escena.
—¿Acabas de compararme con un perro?
____ sonrió.
—Perdona, pero yo jamás haría algo así, es demasiado cruel. No cabe comparación alguna entre este perro y tú, ¿verdad que no, gordito precioso? —lo achuchó entre los brazos balanceándolo como si fuese un bebé.
Harry se llevó las manos a la cabeza.
—¡Pero mira tu camiseta! —chilló—. ¡Está llena de mierda!
—Solo es barro…
—El barro es mierda —le aclaró despacio.
—No importa, estaba para lavar, la llevo desde hace dos días. —Sonrió ante la mueca de repugnancia que él le dirigió.
—Me da igual. No te lo llevarás. Ese perro no vivirá bajo el mismo techo que yo —sentenció.

____ negó lentamente con la cabeza. Se sentía feliz al notar la mueca de amargura y tristeza que se iba apoderando del rostro de Harry.
—Lo siento, está decidido. —Miró al perro, sonriente—. ¡Adjudicado! Tú te vienes conmigo, chiquitín.



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Hey chichis como estubo su dia?? el mio ge-nial no se si se acuerdan que les conte q el viernes habia ido a ver una banda y que el guitarrista estaba hermoso?? bueno hoy mi amiga es compañera de coro con el y habian estado los dos usando una computadora y mi amiga me estaba por mandar un inbox diciendo "estoy con tu amor Ressa(es el apellido)" y como yo tengo tanta suerte.. adivinen quien lo leyo ADIVINEN..!!!
Ya adivinaron?? no .. no era ese que pensaste porque  FUEEEE EL CHICOO EL QUE LO LEYO .. ensima cuando me estaba contando todo esto a fuera del colegio el justo iba entrando ..!! TRAGAME TIERRA :/ Igual estoy contenta porq cuando vio mi fac dijio que era linda :3 y hoy a la mañana pregunto por mi <3 jejej bueno no las aburro mas espero que este capi les aya gustado, es un poco mas largo que los demas... 
Un besooooo grande espero que comente..!!

BYe

angy :Holaaa..!! jaja te estaba esperando querida amiga wuajaja oohh re mala ..xD primero me enojaria mal   luego como no queda de otra averiguo quien es el chico y si esta lindo voy :3 ajaj no te cagues en ella que es un amoor jajja una vez me paso algo paresido pero con una amiga, me queria pegar un tiro cuando vi quien era el chico porque ya lo conosia y eramos amigos :$ ... un besooooo grande angy espero que te vuelvas a pasar..
PD: ¿que edad tienes?¿de donde sos?¿ perteneces a algun fandom? Se que me lo habias dicho pero no me acuerdo, tengo muy propia memoria :/

Poly Aguilar de Bieber : Ohh Dios como no acordarme de voos..!! Eres la escritora de una de mi novelas favoritas..!! q lindo que te guste :D Gracias a ti tambien por leer este blog.. espero q te vuelvas a pasar :D un besooo bye

lunes, 20 de mayo de 2013

Capitulo 3. El comiendo de un largo infierno II




Capitulo 3. El comiendo de un largo infierno II

Harry se dejó caer sobre la cama, exhalando un suspiro de desesperación que por poco le deja sin aliento. Estaba muy enfadado con sus padres; jamás les perdonaría aquello, desde luego. Pasar las Navidades en casa de unos desconocidos era el peor castigo del mundo. No es que a Harry le importase la Navidad —más bien la detestaba—, pero sí odiaba conocer gente nueva, especialmente si de buenas a primeras ya se comportaban como marcianos. Supuso que serían las vacaciones más aburridas de su vida y que, en caso remoto, la única diversión que encontraría sería molestar a la chica alcornoque, ____, que parecía recién salida de un basurero con aquella ropa desarreglada.
Se incorporó de súbito cuando oyó unos pasos que se acercaban a su habitación.
—¡Harry, cariño! ¿Cómo va todo?
Era Samantha —señora de la casa y mujer más pesada sobre la faz de la tierra—. El joven tosió para aclararse la garganta.
—¡Bien! ¡Genial! —mintió descaradamente—. ¡Gracias!
—¿Quieres que te ayude a deshacer las maletas?

Harry pensó, en principio, que se trataba de una broma. Pero tras un incómodo silencio que no fue acompañado por risitas de ningún tipo, comprendió que estaba equivocado y con horror se precipitó hacia la puerta y se apoyó en ella a modo de refuerzo.
—No hace falta, señora Graham, de verdad.

«Se lo juro bajo pacto de sangre si es necesario», añadió mentalmente. Y se mordió el labio inferior para no hablar de más.
—¡Vale, baja cuando termines, cielo! —se despidió Samantha excesivamente alto.
Harry se pasó una mano por la frente y se echó hacia atrás algunos mechones sin demasiado interés. Observó que había dejado la puerta del armario entreabierta y la cerró cuidadosamente, estudiando con atención que la madera encajase sin desviarse ni un centímetro. Era sumamente detallista. Y maniático. A lo largo de su vida había ido acumulando manías que, con el paso del tiempo, se terminaron adueñando de su día a día sin que apenas se diese cuenta. A Harry le gustaba ser así.
Odiaba los números impares, así que casi siempre intentaba que todo fuera múltiplo de dos o de cuatro. Le repugnaba la carne, era vegetariano. Harry detestaba los espejos que estaban totalmente limpios, necesitaba encontrar restos de agua en ellos o alguna mancha imperceptible para el resto de los humanos. Tampoco le gustaban los cuadros que tenían el marco de color escarlata y jamás dejaba que su barba creciese durante más de veinticuatro horas. Dormía con la ventana abierta y se tapaba con la colcha hasta cubrirse las orejas. Además, se lavaba las manos constantemente y cuidaba al detalle su higiene diaria, llegando a convertirse en alguien un tanto hipocondríaco.
Tras veinte minutos de paz, alguien llamó a su puerta.

—¿Idiota? —preguntó una voz suave que al parecer se dirigía a él—. Espero que estés listo, es hora de comer.
Harry suspiró tras escuchar a ____"al otro lado de la puerta. No contestó. Finalmente ____ abrió despacio la puerta, ligeramente asustada por lo que pudiese encontrar en el interior.
—¿No me has oído? —dijo al verlo tumbado plácidamente.
—¿Oír qué?
—Te estaba llamando.
—Ah, perdona. —Bostezó descaradamente y estiró los brazos—. Lo único que he oído es que decías la palabra «idiota» y he supuesto que te estarías refiriendo a tu padre.

____ permaneció un instante con la boca entreabierta, incapaz de aceptar lo que acaba de oír.
—Pero ¿tú de qué vas?
Harry se incorporó perezosamente en la cama y movió el cuello de un lado al otro, intentando calmar el dolor de hombros tras el incómodo viaje en avión.
—Entonces, ¿me espera una suculenta comida? —preguntó sonriente—. Por cierto, se me ha olvidado mencionar que soy vegetariano.

____ rió antes de salir a toda prisa de la habitación y bajar corriendo las escaleras en dirección al salón principal. Harry bufó, preguntándose qué demonios le haría tanta gracia a aquella niña malcriada. Finalmente, despidiéndose de la efímera calma, se dispuso a entrar en el comedor, donde, por desgracia, le esperaba la familia Graham al completo. Estuvo a punto de gritar cuando tuvo ante sí la silueta del hermano, Marcus. Si ella parecía recién sacada de un basurero, este acababa de regresar de la guerra. Tenía el pelo largo, con rastas pegadas entre sí que combinaban en estilo con una gastada camiseta gris hecha trizas
—¿Qué tal? —le dijo este.
Harry se limpió en los pantalones la mano que Marcus acababa de estrecharle y se sentó en la silla que quedaba libre.
—Bi… bien —balbució, sin dejar de mirarle. Sus sucias rastas eran extrañamente hipnotizadoras.

Aún estaba conmocionado, no lograba aceptar la descabellada idea de tener que pasar un mes conviviendo con aquel neandertal, cuando la voz de Samantha se alzó más de lo normal para dirigirse a él.
—¿La parte de la pechuga o el ala?
—¿Qué?

Arqueó una ceja, sin comprender. Entonces bajó la mirada y descubrió el enorme pollo al horno que reposaba sobre una bandeja en el centro de la mesa. Al lado, la señora Graham le miraba fijamente a la espera de una respuesta, con un enorme cuchillo en la mano, preparada para cortarle el trozo correspondiente. Tuvo ganas de vomitar. ____ rió por lo bajo y le miró al tiempo que mordía un enorme trozo de carne, cogiendo el pringoso muslo con descaro.
—Nada, por favor —respondió.
—¿Es que no te gusta el pollo, cariño?
—Yo… no como carne —logró decir.

Ambos hermanos rieron al unísono, cosa que molestó al muchacho. Samantha les dirigió una mirada de reproche ante la que ellos agacharon rápidamente la cabeza y metieron las narices en sus respectivos platos aún con una leve sonrisa surcándoles los labios.
—Tranquilo, no pasa nada —le dijo, y le revolvió el pelo, haciendo gala de aquella confianza que él no le había dado—. Ahora mismo te preparo otra cosa —añadió antes de dirigirse decidida hacia la cocina.
Harry suspiró aliviado.
—Así que ¿no comes carne, chaval? —le preguntó el mendigo.
—Exacto.
—¿Ni salchichas? —instó mientras se rascaba sospechosamente la cabeza.
Le miró alrededor de un minuto en silencio, sopesando si el último comentario de Marcus era una broma o no...
 Apostaba por la segunda opción.

—No, las salchichas tampoco forman parte de mi dieta.
Marcus asintió mientras le quitaba la piel a su trozo de pollo sin compasión. 
—¡Qué interesante! Así, ¿tampoco puedes comer hamburguesas? 
¿De verdad aquello era real? Dirigió su mirada hacia ______, casi en busca de ayuda. La muchacha reía por lo bajo, mientras el señor Graham permanecía pendiente de las noticias con las pupilas dilatadas fijas en el televisor. Harry se armó de paciencia. 
—No, las hamburguesas también son carne —aclaró, pronunciando despacio cada una de las palabras, como si estuviese dirigiéndose a un niño de cinco años cuando, en realidad, aquel individuo debía rondar los veintitantos. 
—¡Pues qué putada, tío! —concluyó Marcus al tiempo que se encogía de hombros. 
—Es que es un tanto rarito el inglés, ¿sabes? —comentó ______. 
Su hermano asintió sin ningún tipo de interés al respecto, algo que Harry agradeció. Afortunadamente,Samantha  regresó diez minutos más tarde con un enorme plato repleto de verduras a la plancha. 

—He pensado que esta tarde podrías presentarle a tus amigos —le dijo a su hija, sonriente como siempre. 
______ tosió tras atragantarse con un trozo de pollo. El joven sonrió disimuladamente. 
—¿Es que quieres acabar con mi vida social? —dijo ofendida—. No pienso llevar al Señor del Té conmigo. Sería un suicidio público. 
La señora Graham abrió la boca exageradamente tras arrugar la nariz en señal de disgusto. Se cruzó de brazos sobre la mesa; después le dio un codazo a su marido. 
—¿Has oído lo que ha dicho tu hija, Tom? 
—Haz caso a tu madre, ______—se limitó a murmurar el marido sin dejar de mirar la televisión. 
Harry carraspeó intentando llamar la atención. 
—No importa, de verdad —dijo con un tono dulce que a ______ se le antojó ligeramente forzado—. Daré una vuelta solo para conocer el lugar. 
—¡De eso nada! —exclamó Samantha señalando a su hija con el dedo índice—. Tú le acompañarás, te guste o no.

—Oye, ¿por qué Marcus no puede hacer de canguro? —se quejó ______, dejando el tenedor con brusquedad sobre la mesa. 
—¡Él tiene que estudiar! 
______ abrió la boca para rechistar, pero al recordar el pacto que meses atrás había hecho con su hermano, la cerró. Observó el rostro sonriente de Harry, que parecía disfrutar siendo el protagonista de aquella disputa familiar. 
—Será genial que pasen juntos —opinó la señora Graham—. Seguro que en cuanto se conozcan terminarán volviéndose inseparables —añadió, risueña—, como uña y carne.


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Hola! Como estan? Espero que bien :3 les traigo este bello capitulo ya van a comenzar a enamorarse de esta peculiar historia de amor ...
Espero que comenten, las quiero <3
bye

Respuestas:

Iris Grau :Eso mismo digo yo.! se hace el educado y creo que hasta un vagabundo tiene mejores modales que el.! Aqui te la sigo Shawty :D espero que te guste ... Gracias por pasar ..:)

angy: Me muero en serio te pasaras siempre? Espero que no me mientas eh... jaja bueno mira esta novela es un libro asi que lo estoy adaptando para que sea de Harry Styles voy a tratar de poder adaptar mas si? Ahora espero que te aya gustado este capitulo, un poco corto pero uno en fin :3 Voy a tratar de empezar tu novela esta noche o mañana si ? Un besooo angy gracias por pasar :D