<<Colegas>>
En cuanto los vio a lo lejos, Harry reprimió el vehemente impulso de huir. Quería, realmente deseaba desaparecer de allí. En un parque repleto de insectos, donde las abejas zumbaban a su antojo de un lado a otro y los caracoles babeaban la corteza de los árboles, se amontonaba un grupo de seres extraños. Le miraban de forma rara. Le miraban demasiado, a decir verdad; como si le estuviesen estudiando para describirlo después en un importante examen. Asió del codo a _____ y se inclinó para hablarle al oído.
—Dime que esos no son tus amigos —masculló—, dime que solo son un grupo circense que ha decidido descansar un rato antes de marcharse a otra ciudad.
_____ sonrió con aire malicioso. Sí, claro que sí: aquellos eran sus amigos. Todavía no habían llegado todos, algunos siempre se retrasaban y no se dignaban aparecer hasta media tarde. Se giró hacia Harry, cuyo rostro estaba ahora pálido, tornándose de un blanco intenso como si estuviese cubierto de deliciosa nata montada.
—Son simpáticos, tranquilo.
—Solo un ciego podría estar tranquilo en estos momentos —añadió él en voz baja. Y, por un instante, deseó ser ciego para no ver a esos elementos.
Llegaron hasta el banco de madera donde todos estaban sentados. A Harry se le ocurrió la estúpida idea de sonreír al máximo, mostrando tensión en la curvatura de los labios. Uno de los chicos, de aspecto macarra, se abrochó la chaqueta de cuero hasta el cuello mientras le echaba al rubio un vistazo rápido, como si estuviera decidiendo si lo mataba allí mismo o esperaba un poco antes del derramamiento de sangre.
—¿Tu amigo nos está enseñando su nuevo blanqueamiento dental o qué?
—Charles, él es Harry, el chico que va a pasar un mes en mi casa —los presentó _____, ignorando el comentario del primero.
—Encantado de conoceros —dijo Harry.
Todos rieron.
—¡Qué chico tan formal! —explotó Cloe, que le dedicó un seductor pestañeo antes de mirar a sus amigos—. No como estos, que solo saben comportarse como animales. Yo también estoy encantada de conocerte, guapo —dijo, y le dio un beso en la mejilla.
Harry torció el rostro dibujando una mueca de asco. _____ se inclinó con disimulo hacia él.
—Como te limpies las mejillas te mato —le advirtió.
Él la miró apenado.
—Por favor, estoy lleno de pintalabios. Haz algo o montaré un espectáculo.
_____ aprovechó el hecho de que casi todos sus amigos estaban entretenidos entre ellos para fingir que iba a quitarle una pestaña del ojo con un pañuelo. Hoscamente, le restregó las mejillas y le libró de la pesada carga de gérmenes que tanto le preocupaban. Él sonrió divertido.
—Gracias, sirvienta. Ya puede retirarse —le susurró bromeando.
Ella le fulminó con la mirada, advirtiéndole con antelación de que no estaba dispuesta a soportar sus juegos en ese momento. Harry suspiró y comenzó a aburrirse poco después. Los amigos de _____ eran incluso más raros que ella. El tal Charles le miraba francamente mal, como si fuese un estorbo. Otros dos se dedicaban a ignorarlo, hablando entre ellos. El resto eran chicas. Todas ellas le observaban expectantes, haciéndole a _____ preguntas sin sentido sobre él, especialmente Cloe.
—¿Y cómo se lleva con tu hermano? —preguntó una de ellas, Nixie.
—Oh, pues… bien —balbució _____, sin estar segura de qué decir al respecto.
—Hum… —Nixie sonrió, mordiéndose el labio inferior—. ¡Marcus es tan sexy!
Harry parpadeó confundido. ¿Aquello era sarcasmo? Estaba a punto de reír tontamente para quedar bien cuando advirtió que el comentario sobre la sensualidad del Mendigo iba en serio.
—Espero que no decida nunca cortarse las rastas, perdería todo su atractivo salvaje —añadió la chica.
—¡Tía, que es mi hermano, córtate! —se quejó _____.
Harry iba a protestar a su vez, diciéndole «¡Tía, no estoy sordo! Y tus comentarios duelen», pero se contuvo. Quería estudiar a aquellos individuos. Eran realmente curiosos, algo estrambóticos también. Rápidamente dejó a un lado al grupo de chicos, que no le hacían ningún caso, y se acercó más a ellas, como un felino sigiloso que acaba de descubrir que la carne existe.
—¿Te está gustando América, Harry? —le preguntó Cloe, mientras se retocaba el pintalabios, de un rojo ciruela.
—Sí, mucho. El supermercado es genial —contestó.
Cloe lo miró extrañada. Después se sacudió la larga melena rubia hacia atrás con soltura. Harry dedujo que no le llegaba a él ni a la suela de los zapatos en cuanto a elegancia.
—¿Te gustaría venir esta noche a mi casa? —preguntó la chica, sin ningún tipo de vacilación en la voz. Harry tragó saliva despacio, sintiendo cómo el miedo le revolvía el estómago—. He pensado que podríamos reunirnos todos allí, para ver películas y… lo que surja.
«Y… lo que surja.» Harry miró a _____ desesperado, deseoso de que ella le defendiese, ¡tenía que hacer algo! Era demasiado guapo como para pasar desapercibido, eso lo entendía sin problemas. Y lo aceptaba, vaya que sí. Pero, ciertamente, no estaba preparado para enfrentarse a aquella devoradora de hombres, que parecía realmente hambrienta. Tragó saliva despacio.
En cuanto los vio a lo lejos, Harry reprimió el vehemente impulso de huir. Quería, realmente deseaba desaparecer de allí. En un parque repleto de insectos, donde las abejas zumbaban a su antojo de un lado a otro y los caracoles babeaban la corteza de los árboles, se amontonaba un grupo de seres extraños. Le miraban de forma rara. Le miraban demasiado, a decir verdad; como si le estuviesen estudiando para describirlo después en un importante examen. Asió del codo a _____ y se inclinó para hablarle al oído.
—Dime que esos no son tus amigos —masculló—, dime que solo son un grupo circense que ha decidido descansar un rato antes de marcharse a otra ciudad.
_____ sonrió con aire malicioso. Sí, claro que sí: aquellos eran sus amigos. Todavía no habían llegado todos, algunos siempre se retrasaban y no se dignaban aparecer hasta media tarde. Se giró hacia Harry, cuyo rostro estaba ahora pálido, tornándose de un blanco intenso como si estuviese cubierto de deliciosa nata montada.
—Son simpáticos, tranquilo.
—Solo un ciego podría estar tranquilo en estos momentos —añadió él en voz baja. Y, por un instante, deseó ser ciego para no ver a esos elementos.
Llegaron hasta el banco de madera donde todos estaban sentados. A Harry se le ocurrió la estúpida idea de sonreír al máximo, mostrando tensión en la curvatura de los labios. Uno de los chicos, de aspecto macarra, se abrochó la chaqueta de cuero hasta el cuello mientras le echaba al rubio un vistazo rápido, como si estuviera decidiendo si lo mataba allí mismo o esperaba un poco antes del derramamiento de sangre.
—¿Tu amigo nos está enseñando su nuevo blanqueamiento dental o qué?
—Charles, él es Harry, el chico que va a pasar un mes en mi casa —los presentó _____, ignorando el comentario del primero.
—Encantado de conoceros —dijo Harry.
Todos rieron.
—¡Qué chico tan formal! —explotó Cloe, que le dedicó un seductor pestañeo antes de mirar a sus amigos—. No como estos, que solo saben comportarse como animales. Yo también estoy encantada de conocerte, guapo —dijo, y le dio un beso en la mejilla.
Harry torció el rostro dibujando una mueca de asco. _____ se inclinó con disimulo hacia él.
—Como te limpies las mejillas te mato —le advirtió.
Él la miró apenado.
—Por favor, estoy lleno de pintalabios. Haz algo o montaré un espectáculo.
_____ aprovechó el hecho de que casi todos sus amigos estaban entretenidos entre ellos para fingir que iba a quitarle una pestaña del ojo con un pañuelo. Hoscamente, le restregó las mejillas y le libró de la pesada carga de gérmenes que tanto le preocupaban. Él sonrió divertido.
—Gracias, sirvienta. Ya puede retirarse —le susurró bromeando.
Ella le fulminó con la mirada, advirtiéndole con antelación de que no estaba dispuesta a soportar sus juegos en ese momento. Harry suspiró y comenzó a aburrirse poco después. Los amigos de _____ eran incluso más raros que ella. El tal Charles le miraba francamente mal, como si fuese un estorbo. Otros dos se dedicaban a ignorarlo, hablando entre ellos. El resto eran chicas. Todas ellas le observaban expectantes, haciéndole a _____ preguntas sin sentido sobre él, especialmente Cloe.
—¿Y cómo se lleva con tu hermano? —preguntó una de ellas, Nixie.
—Oh, pues… bien —balbució _____, sin estar segura de qué decir al respecto.
—Hum… —Nixie sonrió, mordiéndose el labio inferior—. ¡Marcus es tan sexy!
Harry parpadeó confundido. ¿Aquello era sarcasmo? Estaba a punto de reír tontamente para quedar bien cuando advirtió que el comentario sobre la sensualidad del Mendigo iba en serio.
—Espero que no decida nunca cortarse las rastas, perdería todo su atractivo salvaje —añadió la chica.
—¡Tía, que es mi hermano, córtate! —se quejó _____.
Harry iba a protestar a su vez, diciéndole «¡Tía, no estoy sordo! Y tus comentarios duelen», pero se contuvo. Quería estudiar a aquellos individuos. Eran realmente curiosos, algo estrambóticos también. Rápidamente dejó a un lado al grupo de chicos, que no le hacían ningún caso, y se acercó más a ellas, como un felino sigiloso que acaba de descubrir que la carne existe.
—¿Te está gustando América, Harry? —le preguntó Cloe, mientras se retocaba el pintalabios, de un rojo ciruela.
—Sí, mucho. El supermercado es genial —contestó.
Cloe lo miró extrañada. Después se sacudió la larga melena rubia hacia atrás con soltura. Harry dedujo que no le llegaba a él ni a la suela de los zapatos en cuanto a elegancia.
—¿Te gustaría venir esta noche a mi casa? —preguntó la chica, sin ningún tipo de vacilación en la voz. Harry tragó saliva despacio, sintiendo cómo el miedo le revolvía el estómago—. He pensado que podríamos reunirnos todos allí, para ver películas y… lo que surja.
«Y… lo que surja.» Harry miró a _____ desesperado, deseoso de que ella le defendiese, ¡tenía que hacer algo! Era demasiado guapo como para pasar desapercibido, eso lo entendía sin problemas. Y lo aceptaba, vaya que sí. Pero, ciertamente, no estaba preparado para enfrentarse a aquella devoradora de hombres, que parecía realmente hambrienta. Tragó saliva despacio.
—No creo. Me gusta
acostarme pronto, siempre lo hago —se excusó. Y era cierto.
Cloe sonrió con malicia, Harry lo notó en el brillo inhumano de sus ojos claros, que se encendieron como una linterna en medio de la oscuridad.
—No importa —se acercó más a él—, puedes quedarte a dormir en mi casa si quieres. Mis padres no estarán…
Él palidecía por instantes. _____ le miró divertida, mientras Nixie continuaba halagando al piojoso de Marcus. Intentó pensar en algo que lograse fastidiar a las dos chicas: tanto a la insaciable de Cloe como a la idiota de _____, que no se dignaba sacarlo de aquel apuro. Sonrió con gesto malévolo cuando una idea cruzó su mente como una estrella fugaz.
—Si me quedase a dormir en tu casa, _____ se pondría realmente celosa. Es bastante posesiva —explicó, señalando a la aludida, que le miraba con la boca abierta.
_____ apretó los puños con fuerza, furiosa. ¿Cómo podía mentir tan vilmente? ¡Ella hubiese estado encantada de que se quedase a dormir en casa de Cloe! ¡Y no solo un día, sino hasta que tuviese que regresar a Londres, a ser posible! Perderle de vista sería un regalo divino.
—Cloe, no te lo aconsejo —le dijo a su amiga—. Tiene ladillas —añadió.
Harry pensó que iba a desfallecer. ¿Ladillas? Sí, las conocía bien. Había estudiado todas las enfermedades existentes en el mundo por su cuenta con el objeto de evitarlas. Recordó que se trasmitían mediante las relaciones sexuales y le dirigió a _____ una mirada de ternura antes de hablar.
—Me las habrás pegado tú, cariño… —susurró delicadamente.
—¿Os habéis acostado? —preguntó Cloe, visiblemente molesta y decepcionada.
—¡No, claro que no! —se defendió _____, consternada. Aquello estaba yendo demasiado lejos. Los chicos habían dejado de hablar de sus cosas para mirarles, pendientes de la conversación.
—Ahora dice eso —farfulló Harry, mientras negaba con la cabeza con dramatizada indiferencia—. Es curioso. Pero anoche solo decía «Sí, más, sí, sigue».
Los chicos, liderados por Charles, rieron al unísono. Mientras exclamaban «¡Este es de los nuestros!» y se tronchaban a carcajadas. _____ se cruzó de brazos, arrepintiéndose al instante de haber llevado a Harry consigo.
—Solo hubiese dicho esas palabras en otro contexto, como «Sí, más, sí, sigue ahorcándote, imbécil» —aclaró furiosa. Sus ojos destellaban rabia.
Harry se molestó. Deseaba con todas sus fuerzas que _____ quedase mal delante de sus amigos. Se aburría. Y no soportaba que ella le tratase con esa superioridad desmesurada, sin acaeptar cuál era su lugar en aquel dúo. Su lugar era, desde luego, el de más abajo.
—¡Mujeres! ¿Quién las entiende? —añadió Harry, y no supo qué más decir para salir de aquel embrollo.
Charles asintió pensativo, al compás de los otros dos, que parecían imitarle en todo momento.
—Tienes razón, tío, son complicadas, ¿eh? —Le dio una palmada en la espalda.
Harry se encogió de hombros.
Entonces oyó a lo lejos un silbido suave, empalagoso… que le molestó de inmediato. Se giró bruscamente cuando Nixie dijo: «Ahí llega Matt». El susodicho vestía bien. Bastante bien. Llevaba unos vaqueros pulcros, combinados con un suéter marrón, y aun a distancia Harry pudo apreciar la buena calidad del tejido. Frunció el ceño, conforme este se acercaba más, y advertía su cabello castaño, cuidado y repeinado. Se fijó en sus manos, en la perfecta curvatura del corte de sus uñas, en la suave piel de su rostro hidratado, la elegante forma de andar y los danzantes movimientos que le acompañaban descaradamente. Matt no le gustó. Matt era pura competencia. El príncipe falso, de plástico, que pretendía robarle el trono. No estaba dispuesto a permitir que aquello sucediese.
—¿Cómo va todo? —preguntó al llegar, dirigiéndole a _____ una mirada repleta de interés. Interés que Harry no entendió, pero que sí le molestó.
—Bien, tío —dijo Charles—. Oye, mira, este de aquí es Harry, el chico de intercambio que está en casa de _____. Es la monda.
Se dieron la mano. Sus miradas chocaron al instante emanando odio. Odio porque ambos pudieron distinguir la suavidad resbaladiza de las manos del contrario. Harry se cabreó aún más cuando descubrió que Matt llevaba la misma colonia que él: una colonia casi exclusiva que debía pedir por encargo para que se la trajesen desde Francia.
—Me llamo Matt Kresel —saludó el otro, frunciendo el entrecejo—. Quizá me conozcas por mi libro.
—¿Qué libro? —Harry soltó rápidamente su mano. Se limpió en una servilleta.
—¿No te lo ha contado _____? —Se giró hacia ella, que escondió el rostro entre las manos—. He escrito un libro con solo dieciocho años. Tuve una vida difícil, una infancia terriblemente dolorosa —explicó, dramatizando en exceso para el gusto de Harry—. Así que terminé escribiendo mi biografía, que se ha vendido muchísimo y me ha hecho rico.
Cloe sonrió con malicia, Harry lo notó en el brillo inhumano de sus ojos claros, que se encendieron como una linterna en medio de la oscuridad.
—No importa —se acercó más a él—, puedes quedarte a dormir en mi casa si quieres. Mis padres no estarán…
Él palidecía por instantes. _____ le miró divertida, mientras Nixie continuaba halagando al piojoso de Marcus. Intentó pensar en algo que lograse fastidiar a las dos chicas: tanto a la insaciable de Cloe como a la idiota de _____, que no se dignaba sacarlo de aquel apuro. Sonrió con gesto malévolo cuando una idea cruzó su mente como una estrella fugaz.
—Si me quedase a dormir en tu casa, _____ se pondría realmente celosa. Es bastante posesiva —explicó, señalando a la aludida, que le miraba con la boca abierta.
_____ apretó los puños con fuerza, furiosa. ¿Cómo podía mentir tan vilmente? ¡Ella hubiese estado encantada de que se quedase a dormir en casa de Cloe! ¡Y no solo un día, sino hasta que tuviese que regresar a Londres, a ser posible! Perderle de vista sería un regalo divino.
—Cloe, no te lo aconsejo —le dijo a su amiga—. Tiene ladillas —añadió.
Harry pensó que iba a desfallecer. ¿Ladillas? Sí, las conocía bien. Había estudiado todas las enfermedades existentes en el mundo por su cuenta con el objeto de evitarlas. Recordó que se trasmitían mediante las relaciones sexuales y le dirigió a _____ una mirada de ternura antes de hablar.
—Me las habrás pegado tú, cariño… —susurró delicadamente.
—¿Os habéis acostado? —preguntó Cloe, visiblemente molesta y decepcionada.
—¡No, claro que no! —se defendió _____, consternada. Aquello estaba yendo demasiado lejos. Los chicos habían dejado de hablar de sus cosas para mirarles, pendientes de la conversación.
—Ahora dice eso —farfulló Harry, mientras negaba con la cabeza con dramatizada indiferencia—. Es curioso. Pero anoche solo decía «Sí, más, sí, sigue».
Los chicos, liderados por Charles, rieron al unísono. Mientras exclamaban «¡Este es de los nuestros!» y se tronchaban a carcajadas. _____ se cruzó de brazos, arrepintiéndose al instante de haber llevado a Harry consigo.
—Solo hubiese dicho esas palabras en otro contexto, como «Sí, más, sí, sigue ahorcándote, imbécil» —aclaró furiosa. Sus ojos destellaban rabia.
Harry se molestó. Deseaba con todas sus fuerzas que _____ quedase mal delante de sus amigos. Se aburría. Y no soportaba que ella le tratase con esa superioridad desmesurada, sin acaeptar cuál era su lugar en aquel dúo. Su lugar era, desde luego, el de más abajo.
—¡Mujeres! ¿Quién las entiende? —añadió Harry, y no supo qué más decir para salir de aquel embrollo.
Charles asintió pensativo, al compás de los otros dos, que parecían imitarle en todo momento.
—Tienes razón, tío, son complicadas, ¿eh? —Le dio una palmada en la espalda.
Harry se encogió de hombros.
Entonces oyó a lo lejos un silbido suave, empalagoso… que le molestó de inmediato. Se giró bruscamente cuando Nixie dijo: «Ahí llega Matt». El susodicho vestía bien. Bastante bien. Llevaba unos vaqueros pulcros, combinados con un suéter marrón, y aun a distancia Harry pudo apreciar la buena calidad del tejido. Frunció el ceño, conforme este se acercaba más, y advertía su cabello castaño, cuidado y repeinado. Se fijó en sus manos, en la perfecta curvatura del corte de sus uñas, en la suave piel de su rostro hidratado, la elegante forma de andar y los danzantes movimientos que le acompañaban descaradamente. Matt no le gustó. Matt era pura competencia. El príncipe falso, de plástico, que pretendía robarle el trono. No estaba dispuesto a permitir que aquello sucediese.
—¿Cómo va todo? —preguntó al llegar, dirigiéndole a _____ una mirada repleta de interés. Interés que Harry no entendió, pero que sí le molestó.
—Bien, tío —dijo Charles—. Oye, mira, este de aquí es Harry, el chico de intercambio que está en casa de _____. Es la monda.
Se dieron la mano. Sus miradas chocaron al instante emanando odio. Odio porque ambos pudieron distinguir la suavidad resbaladiza de las manos del contrario. Harry se cabreó aún más cuando descubrió que Matt llevaba la misma colonia que él: una colonia casi exclusiva que debía pedir por encargo para que se la trajesen desde Francia.
—Me llamo Matt Kresel —saludó el otro, frunciendo el entrecejo—. Quizá me conozcas por mi libro.
—¿Qué libro? —Harry soltó rápidamente su mano. Se limpió en una servilleta.
—¿No te lo ha contado _____? —Se giró hacia ella, que escondió el rostro entre las manos—. He escrito un libro con solo dieciocho años. Tuve una vida difícil, una infancia terriblemente dolorosa —explicó, dramatizando en exceso para el gusto de Harry—. Así que terminé escribiendo mi biografía, que se ha vendido muchísimo y me ha hecho rico.
—Me alegra no ser entonces
el único rico de aquí —siseó Harry.
_____ resopló. El resto de sus amigos parecían divertidos. Ella había esperado aquello. La competencia por el poder de la estupidez había surgido, desatándose con una ferocidad abrumadora. _____ se pasó una mano por la frente, recordando que lo único por lo que no competirían sería por ella, afortunadamente. Matt llevaba desde los catorce años persiguiéndola e intentando que saliesen juntos, algo a lo que ella se había negado constantemente. Aunque parecido a Harry, era más respetuoso que él. Igual de aristocrático, pero menos espabilado e irónico que el otro.
—No, no lo eres. —Matt sonrió forzado—. Así compartiremos el puesto. Por cierto, ¿cuánto tiempo piensas quedarte en casa de _____?
—Un mes —contestó Harry, incómodo.
—Oh, ¡qué barbaridad! —explotó—. Los intercambios de hoy en día duran demasiado. La educación está fatal. ¿No echarás de menos a tu familia?
—No —respondió el otro, contundente.
—Qué poco sentimental.
—Matt, déjale en paz —dijo _____ para apaciguar los ánimos.
Cloe parecía visiblemente cabreada por no poder seguir hablando con Harry sobre el asunto de dormir en su casa.
—Entonces, ¿vendrás esta noche? —insistió poniendo morritos.
—¿Adónde tiene que ir? —preguntó el recién llegado con curiosidad.
—A mi casa, para ver unas películas —aclaró Cloe, deseosa de que no volviesen a interrumpir su conversación.
—Yo me apunto —contestó Matt, sonriente.
Harry se disponía a responder que no, pero la seguridad de su contrincante le hizo dudar. Miró a _____, quien se encogió de hombros deseando huir de allí.
—Yo también iré —contestó entonces, alzando la cabeza con orgullo—. Con _____ —añadió. Y sonrió tímidamente al notar el malestar en el rostro de Matt.
—Gracias por preguntarme si me apetece ir —se quejó ella.
—Oh, vamos, lo pasaremos bien —intervino Charles—. Tiene razón tu amigo, las mujeres sois incomprensibles.
Los otros dos asintieron mecánicamente. Cloe se levantó irritada, sacudiendo su melena. Había pensado en una velada íntima con aquel apuesto rubio, no en una reunión de amigotes. Ya se las apañaría para lograr estar a solas con él.
—Podrías invitar a Marcus —añadió Nixie.
—Ni lo sueñes —atajó _____ molesta—. Seguro que habrá quedado con sus amigos. La semana que viene es su cumpleaños y lo celebraremos en casa; os invitaré a todos. No desesperes, Nixie.
Harry sonrió de nuevo y comenzó a trazar un plan mentalmente para vencer al enemigo. Había descubierto el punto débil de Matt: la indeseable _____.
_____ resopló. El resto de sus amigos parecían divertidos. Ella había esperado aquello. La competencia por el poder de la estupidez había surgido, desatándose con una ferocidad abrumadora. _____ se pasó una mano por la frente, recordando que lo único por lo que no competirían sería por ella, afortunadamente. Matt llevaba desde los catorce años persiguiéndola e intentando que saliesen juntos, algo a lo que ella se había negado constantemente. Aunque parecido a Harry, era más respetuoso que él. Igual de aristocrático, pero menos espabilado e irónico que el otro.
—No, no lo eres. —Matt sonrió forzado—. Así compartiremos el puesto. Por cierto, ¿cuánto tiempo piensas quedarte en casa de _____?
—Un mes —contestó Harry, incómodo.
—Oh, ¡qué barbaridad! —explotó—. Los intercambios de hoy en día duran demasiado. La educación está fatal. ¿No echarás de menos a tu familia?
—No —respondió el otro, contundente.
—Qué poco sentimental.
—Matt, déjale en paz —dijo _____ para apaciguar los ánimos.
Cloe parecía visiblemente cabreada por no poder seguir hablando con Harry sobre el asunto de dormir en su casa.
—Entonces, ¿vendrás esta noche? —insistió poniendo morritos.
—¿Adónde tiene que ir? —preguntó el recién llegado con curiosidad.
—A mi casa, para ver unas películas —aclaró Cloe, deseosa de que no volviesen a interrumpir su conversación.
—Yo me apunto —contestó Matt, sonriente.
Harry se disponía a responder que no, pero la seguridad de su contrincante le hizo dudar. Miró a _____, quien se encogió de hombros deseando huir de allí.
—Yo también iré —contestó entonces, alzando la cabeza con orgullo—. Con _____ —añadió. Y sonrió tímidamente al notar el malestar en el rostro de Matt.
—Gracias por preguntarme si me apetece ir —se quejó ella.
—Oh, vamos, lo pasaremos bien —intervino Charles—. Tiene razón tu amigo, las mujeres sois incomprensibles.
Los otros dos asintieron mecánicamente. Cloe se levantó irritada, sacudiendo su melena. Había pensado en una velada íntima con aquel apuesto rubio, no en una reunión de amigotes. Ya se las apañaría para lograr estar a solas con él.
—Podrías invitar a Marcus —añadió Nixie.
—Ni lo sueñes —atajó _____ molesta—. Seguro que habrá quedado con sus amigos. La semana que viene es su cumpleaños y lo celebraremos en casa; os invitaré a todos. No desesperes, Nixie.
Harry sonrió de nuevo y comenzó a trazar un plan mentalmente para vencer al enemigo. Había descubierto el punto débil de Matt: la indeseable _____.
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Holaaaaaa..!! asdfghjklñasdfghjklñ no saben lo contenta ero preocupada que estoy D: Acaban de avisar que el "26 de Junio .! si el 26 justo el dia de mi cumpleaños Salen en venta las entradas para ir a ver a Justin .! se que en Cordoba - Provincia en la que vivo- ya hay chicas acampando y yo no puedo :( igual voy a ver si la puedo sacar por internet :) Espero que pueda conseguirla... asdfghjklasdfghjkl en fin espero que les guste este capitulo , la verdad me eh partido de la risa con este capitulo - como en la mayoria- pero este porque Harry se pone a la defensiva y un poquitin celoso :D
Les tengo que contar algo, como algunas ya sabran ya que las tengo en los 2 blogs , en el primer blog estoy subiendo otra, es una adaptacion de libro BEAUTIFUL DISASTER pero con Justin :) se podrian pasar ? Las espero :D http://mi-novela-de-justin-bieber.blogspot.com/
Un beso grandisimo chicas, nos vemos que esten bien :)
LoVe... LoVe...
angy : Holaaa..!! conta sale conta, no lo as visto al chico?? Asi que amiguito de la infancia? Uii yo tenia un amigo de la infancia que hacia mucho que no lo veo y hace poco lo vi y sdfghjkasdkl dioooos Jesus esta re lindo.! , pero es un poco creido asi que no le hablo, es una lastima :/ .. Jajaja viste? Se esta por agarrar de los pelos con Matt xD Un besooo grandisimo Angy, nos vemos Bye :D
~·Aldy~· : Reberendo putisimo Blogger no tienes ide las veces que me ah pasado mayoritariamente con tu novela.! la de dos mundos me paso la semana pasada , lo habia escrito al tiro pero cuando puse publicar la pagina se reinicio y se perdio el comentario, asi que digo -a la mierda , estoy cagada de sueño le publico despues- asi que ya en un ratitio paso y te dejo mi huellita ;) Nena en serio como puedes pensar que no me importas? Te considero una de las mejores amigas que eh conosido, asdfghjkasdfghjkl sii viene Justin, el 26 salen aqui las entradas, en Buenos aires cuando? asi por si las dudas no consigo aca puedo sacarlas aya en River .! Jaja te entiendo mi papa siempre que le digo algo respecto a las entradas me dice- No nena segui soñando , mira que te voy a pagar para que vallas a ver a ese Cara de enano ensima no es de aca - Jja pero eso si esta mañana cuando estaban pasando en la ceda 3 lo de justin me llamo ahi nomas y me dijo que valla viendo como voy a hacer para coseguirlas jeje mi papa cambiante... Uiii cuando murio Scott to quede tipo - Osea que mierda? la puta que te pario escritoria vieja pelotuda como vas a matar a Scott te combiene que me lo resusites ehh- JAjaja te juro la insultaba mal ensima hablaba sola contra la pantalla jaja ... yo ayer termine de leer La ciudad de cristal que es una parte de Cazadores de sombras y todabia me quedan 2 mas para terminar la primera saga, no se la mayoria dicen que El principe mecanico creo que se llama que es la segunda saga esta mas bueno, es buena es emocionante tipo juegos del hambre , agjklñasdfghjkl amo todo el libro de 50 asi que no se si podria elegir mi parte favorita es que la parte en la que chrisian se arrodilla es la mas triste pero a la vez la mas hermosa :') Un besooo grande aldy : ) I see you - Ahrre Justin -
siguelaaa tengo ganas de saber que pasara en casa de Cloe :)
ResponderEliminarNo habrá cita, Lulu. Es un capullo integral. Mi mejor amigo estuvo con él el otro día y le cayó bien, pero que con las chicas es un attsecjifegblfsgb. Dijo que las utiliza y las manipula como quiere y eso a mí no me gusta, así que no habrá cita. Después de hablar con mi amigo estaba super cabreada y dije ¿por qué no pasarme por una de mis noves favoritas y leerla mientras escucho la mejor música? Pero no me encontraba con ánimo de comentar, así que comento ahora. Que sepas que el capítulo me tranquilizó mucho y me reí otro tanto.
ResponderEliminarA lot kisses